Después de haber superado muchas cosas en sus dos años anteriores en Hogwarts, las aventuras y el descubrimiento de cosas no pararán. Jazlyn encuentra una ambición y tendrá que enfrentarse a un sin fin de obstáculos más. Tal vez un acontecimiento fa...
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Al llegar a Hogwarts, todos los alumnos bajaron del tren ya cambiados con el uniforme del colegio. La tormenta azotaba con fuerza y la lluvia era tan fuerte y abundante, que parecía que estuvieran bajo una ducha fría. Los estudiantes atravesaron el andén de la estación de Hogsmeade y se dirigieron a los carruajes que se conducían por sí solos para andar hacia el castillo.
Jaz estaba muy helada. Tenía la nariz y las mejillas sonrosadas gracias al frío y temblaba como loca, deseando llegar al Gran Comedor en donde los esperaba una chimenea y un calor acogedor.
Cuando Jaz, Harry, Ron, Hermione y la multitud de alumnos atravesaron las dos grandes puertas que daban al castillo, caminaron a resbalones a través del vestíbulo y entraron al Gran Comedor, en donde estaban las cuatro mesas largas que le pertenecían a cada casa y al fondo estaban los profesores.
Jaz saludó a Dumbledore agitando una mano mientras tomaba asiento junto a sus amigos en la mesa de Gryffindor. El director le devolvió el saludo con una sonrisa. Jaz nunca había conocido a una persona anciana tan simpática en su vida.
—Buenas noches —saludó Nick Casi Decapitado, sonriéndoles a los alumnos de Gryffindor mientras flotaba de un lado a otro a lo largo de la mesa.
De repente alguien muy emocionado se sentó a un lado de Jaz. Era Colin Creevey que tenía una gran sonrisa.
—Hola, señorita —saludó el chico, muy sonriente.
—Hola —contestó Jaz.
—Eh, Harry. —Colin se dirigió al chico.
—Hola, Colin —respondió Harry con frialdad.
—Harry, adivina. ¡Mi hermano empieza en Hogwarts este año! ¡Mi hermano Dennis! —le contó Colin muy emocionado.
—Eh... Bien —dijo Harry, cortante.
—¡Está muy emocionado! —exclamó Colin, dando pequeños saltos de emoción en su asiento—. ¡Espero que quede en Gryffindor! Cruza los dedos, Harry.
—Sí, bueno —contestó él. Jaz lo fulminó con la mirada y se volvió hacia Colin.
—¿Cómo estuvieron tus vacaciones, Colin? —preguntó la chica.
—¡Fantásticas...!
Y mientras Colin le relataba a Jaz muy emocionado cómo casi muere ahogado en la playa y lo tuvo que rescatar una especie de policía muggle, Jaz se daba cuenta de que tenía mucha hambre, sueño y frío. También le causaba gracia la manera en la que Colin le tenía tanto respeto y le decía «Usted» y «Señorita».
Cuando llegó el Sombrero Seleccionador junto a la profesora McGonagall, Colin se puso muy nervioso y se quedó en completo silencio.
Los niños de primer año cruzaron las puertas del Gran Comedor, y un niño pequeño que traía puesto el gran abrigo de Hagrid y temblaba de pies a cabeza, mojado hasta más no poder, saludó a Colin y levantó sus pulgares hacia él.
