Ari
Joaquín casi se cae cuando abrí la puerta del baño. No debería haberme sorprendido de que estuviera escuchando a escondidas, pero era un poco extraño que estuviera tan preocupado por mi vida sexual cuando tenía una vida sexual tan activa como la suya.
Le agarré del codo para que no terminara aterrizando sobre su culo y le fruncí el ceño. Me devolvió la mirada con una sonrisa pícara y se levantó de puntillas para poder presionar un beso en la curva de mi mejilla. Temo soltó un gruñido desde algún lugar detrás de nosotros, y el ruido salvaje me hizo estremecer la columna vertebral. Estaba tan metido en un lío con él, pero en ese momento estaba dispuesto a ahogarme en todo lo que era Cuauhtémoc Corcuera Torres. Estaba cansado de luchar para mantenerme alejado de él y agotado de negármelo a mí mismo. Me permitieron tener algo bonito y sólo para mí. Incluso si fuera mío, o mejor dicho, aunque él sólo fuera mío durante unos momentos fugaces. Temo y la forma en que la que agitó algo dentro de mí, la forma en que maniobró sin esfuerzo para sortear mis defensas naturales, no tenía nada que ver con mis padres ni con mi vida fuera de Castillo de Pinos.
—Haz que se esfuerce por ti. Tú lo vales. —Joaquín enganchó su brazo en el mío y me levantó sus cejas ardientes—. En realidad venía a buscarte porque necesito tu ayuda. No quería interrumpir por si las cosas se ponían bien ahí dentro, pero tu sincronización fue impecable.
—¿Para qué necesitas mi ayuda? —no confiaba en Joaquín hasta donde podía evitarlo, y me estaba cansando de que me tratara como si fuera una marioneta atada a cuerdas envueltas en sus pálidos dedos.
Una mano caliente aterrizó en la parte posterior de mi cuello y unos labios suaves golpearon el punto sensible detrás de mi oreja. Todo mi cuerpo se iluminó de adentro hacia afuera con el ligero toque de los labios de Temo en mi piel. Si todo mi cuerpo se encendía y se preparaba cuando me besaba en un lugar tan inocente, no tenía ni idea de cómo lo iba a hacer cuando tuviera su boca en todos esos lugares escondidos que había prometido encontrar hace unos momentos.
Temo habló cerca de mi oído para que sólo yo pudiera oír.
—Te traeré esa cerveza y me aseguraré de que nadie se lleve los objetos de valor de mi padre. Te encontraré en un par de minutos. —Su respiración hacía que mi piel temblara y el profundo estruendo de su voz hacía que mi pene palpitara dolorosamente detrás de la jaula de mi cremallera. Nunca antes me había sentido loco por la lujuria, pero él me hizo algo que desafiaba el sentido común y que se me escapaba como el humo. Temo usó su agarre para apretar la parte de atrás de mi cuello y mis rodillas se debilitaron. Nunca me consideré el tipo de persona que se excitaba por una demostración de dominio y control, pero no se podía negar que mi cuerpo reaccionaba al poder que Temo ejercía sin esfuerzo. Joaquín y yo suspiramos en agradecimiento cuando se marchó. Honestamente, fue un milagro que resistiera a ese buen culo tanto tiempo como lo había hecho.
—Ben y Zac están a punto de llegar a las manos en la sala de estar. Aparentemente, a ambos les gusta la misma chica y piensan que el otro está tratando de que su polla sea la ganadora. Si empiezan a pelear, van a destrozar todo lo que encuentren a su paso y eso va a cabrear a Temo. Intenté encontrar a Mateo para que hiciera de árbitro, pero desapareció en el momento en que lanzaste los brazos alrededor de su chico. Eso fue súper romántico, por cierto. —Joaquín agitó sus largas pestañas y sonrió. Si no fuera tan malvado, sería uno de los chicos más hermosos que he visto—. Pensé que entre los dos, podríamos forzarlos a que se separen y recordarles que sean amables en público.
Asentí con la cabeza, sobre todo porque tenía planes para Temo más tarde y quería que estuviera del mismo humor en el que había estado en el baño, no emputado porque su casa hubiera sido destrozada.
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the prep | aristemo.
Fanfiction[ADAPTACIÓN] En este instituto de élite... aislado en lo alto de las montañas... sólo hay chicos.