CUARENTA Y TRES

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Abigail.

repetir mi historia en voz alta, incluyendo como me sentí; es difícil, me cuesta un montón pronunciar cada palabra, el nudo en mi garganta me impide casi respirar. Sin embargo, me parece amable por lo que trato de relajarme lo que más puedo. Sí, realmente dije que me parece amable.

es chistoso pensar que hace un tiempo ni siquiera me daban ganas de abrir la boca con alguien, quien fuera, porque me daba tanta paja, no obstante aquí estaba analizando a la persona frente a mí, como ella también lo hace conmigo. Su nombre es Paulina, mi nueva psicóloga.

parece un poco mas grande que la Nataly, mas mi primera impresión de ella fue mucho mejor de lo que esperaba.

—¿Crees que está bien por hoy o prefieres continuar?—pregunta con voz suave que me ha hecho bostezar más de una vez.

—La primera.—murmuró incorporándome.

—Bueno.—asiente y deja el lápiz sobre la mesa.—Estuve revisando tus registros y la verdad es que noto un avance súper grande, ¿Dejaste de tomar la mayoría de las pastillas?

—Sí, pero sigo con las para dormir y antidepresivos.—asiente retomando el lápiz y escribiendo algo.—Son sólo para regular mis horas de sueño, también estoy dejando de a poco los antidepresivos.

—¿Y cómo te sientes, cariño?—aprieto un poco los labios.

—No sé...—suspiró por lo bajo.—He estado evitando mucho preguntarme como me siento, pero sé que he mejorado un montón... Ya no tengo tantas pesadillas como antes.—comienzo a pincharme el dedo.—Ni me siento tan impulsiva o con ganas de explotar a cada momento, pero tengo miedo.—alza sus cejas.—¿Qué pasa si...? ¿Si vuelvo a recaer? Siento que si eso pasara, no podría salir adelante de nuevo...

—¿Por qué crees que eso pasaría? ¿Tienes algún motivo?—ladea la cabeza.

inmediatamente pienso en el Elías, tengo claro que él es el que me ha ayudado un montón, pero me asusta que se alejé. Todos sus amigos, al menos los más importantes para él, se alejaron y sé que es por mi culpa. Por lo que me da miedo que se de cuenta, sin embargo, tampoco quiero ser egoísta.

es tan raro, nunca me había sentido así.

—Eh, no sé.—murmuró distraídamente viendo la ventana, aún no me siento en confianza de decir lo que pasa por mi cabeza.

—Te estás adelantando al futuro.—niega con la cabeza.—¿Cómo sabes que va a pasar? Lo mejor es que no te carcomas la cabeza pensando en lo que podría pasar, piensa en la fortaleza que haz creado ahora que estas mejorando.—asiento en silencio.—Bueno, voy a hacer pasar a tu tía ¿Esperas afuera o prefieres quedarte?

—Esperare afuera.—me levantó del sillón dejando ordenados los cojines que tomé, me sonríe antes de que salga por completo de su oficina, la Sandra me recibe y se levanta.—Dice que entres.

—Bueno.—sin mas, entra a la oficina.

pegó mi cabeza a la pared y cierro los ojos, siento cansancio físico, como siempre, pero estoy mejor de ánimo, supongo.

duermo más horas que antes y como a las horas que corresponde, no puedo decir que todo desapareció porque sé que conlleva un largo proceso y estoy recién comenzando, pero ya no siento el vacío gigantesco de antes.

NO SEAI LLORONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora