los primeros rayos de sol me llegaron en toda la cara, el Elias dejó de balancearse para mirar hacia atrás.
––¿Ya amaneció?––agrandó los ojos, nos bajamos del sube y baja.––Deberíamos irnos.
asentí, me sacudí el pantalón del pijama y comenzamos a caminar, nuestros brazos se rozaban y no me alejé, sólo lo miraba de reojo, hasta que llegamos a su casa.
––Chao.––le hice una seña con la mano, él sonrió.
––¿Vai a ir?––supuse que se refería al liceo, así que asentí.––Parece que hoy tenemos prueba.
––Parece...––jugué con las mangas de mi polera del pijama.––Bueno, chao.––repetí la misma seña de denante, él asintió y se metió a su casa.
(...)
avancé por el pasillo rápidamente esquivando a todo estudiante que se cruzará en mi camino, hacía cualquier frío, menos mal había venido con buzo porque corría un viento helado incluso estando el sol, que no aportaba en ni una wea por cierto, la capucha de mi poleron me tapaba la visión de ambos lados pero no me importaba, pa' que voy a querer andar viendo weones.
entré a la sala y el olor a queso me pegó fuerte, hice una mueca de asco ¿Por qué no se pueden bañar estos weones? ¿Tanto les cuesta abrir la caga de llave y pegarse una ducha' de un minuto?
pase directamente a una ventana y la abrí, que hiciera frío me importaba un pico, no soportaba el olor.
la brisa helada me dio en la cara y cerré los ojos disfrutando por unos segundos hasta que se me helaron los dedos y tuve que echarme para atrás.
mi nariz estaba un poco congelada y tenía la garganta un poco seca, lo más probable es que me iba a resfriar por venir con el pelo mojado.
me senté en la mesa y apoyé mi cabeza en la ventana que no estaba abierta, mis ojos me pesaban caleta y sentía que en cualquier momento me iba a quedar
dormida.—Yo también tengo sueño.—murmuró el Elias frente a mí, alcé ambas cejas.
—¿Quién te dijo que tengo sueño?—pregunté a la defensiva, él rió.
—Lo intuí.—se encogió de hombros, se sentó a frente a mí.—La nona nos vio y me preguntó cuando irás de nuevo.
admito que la primera vez que vi a su abuela me sentí expuesta, me miró de pies a cabeza y me dijo un par de cosas, pero me entregó una confianza que no había sentido nunca.
—Cuando tú me digai.—la sorpresa estaba clara en su cara.
no me negué sólo porque su nona me cayó bien.
—¿De verdad?—alzó ambas cejas, sus ojos cafés me miraban extrañado, asentí sin ganas.—Que te este invitando a mi casa no significa que seamos amigos.—se hizo el indiferente, solté una carcajada seca.
—¿Herí tus sentimientos?—pestañeé repetidamente fingiendo sentirme mal.
—Rompiste mi corazón.—se tocó el pecho.—¿Aún seguís sin querer formar una linda amistad con este lindo chico?
bufé.—¿Aún seguís intentando ser mi amigo? Pensé que no me ibai a perdonar por tu wea de skate.
infló las mejillas y se inclinó hacia adelante, sus ojos estaban fijos en los míos y me sonrió mostrando sus dientes, pequeñas arrugas formaron a los lados de sus ojos rasgados. No lo encontraba lindo, pero tampoco era feo... Simplemente su apariencia física no me llama la atención y si no fuera por como nos conocimos, ni me habría enterado de su existencia.
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NO SEAI LLORONA
RomanceUn skater con pinta de edgy y una antipática con cero habilidad social se conocen gracias a las desgracias de la vida.