Capitulo 1. De cómo Jean tenía un extraño Sueño.

27 4 0
                                    


El Tesoro de la Quesera.

(El Lirio y El Ceibo)

Capitulo 1.

De cómo Jean tenía un extraño Sueño.

- Recuerdo el sueño que tuve anoche.... Si fue extraño... no sé cómo, pero me encontraba en un camino de piedra y tierra que daba a una especie de finca, sin duda era una trilla, aquella finca tenía una cerca de madera, pintada en blanco con alambres de púas, por un lado tenía una construcción techada, una enramada que daba a un porche amplio, que servía de cocina a la derecha y de centro de reuniones a la izquierda, la casona era una casa de un piso, típica de la región andina de Venezuela, pintada de un color verde manzana, pero ya desgastada por el tiempo, hecha probablemente de barro y paja, con techo de tejas grandes y rojas, de vigas de madera, se apreciaban por uno de los lados 3 ventanales que daban la impresión de pertenecer a estancias diferentes unas de otras y aquella puerta frontal de madera tan pesada como desvencijada que rechinaba al abrir...

Allí en aquella puerta, vi por primera vez esa inquietante figura, había un hombre blanco, muy alto, parado en la puerta y casi tenía que doblarse para pasar el marco de la misma, vestía un liquilique blanco con sombrero de copas, también de color blanco, lo que me pareció extraño, un bastón en su mano le ayudaba a moverse, la empuñadura del mismo, llamo mi atención, pues era de un intenso color rojo y sus pies... estaba descalzo y estos tenían un color negro como si estuviesen cubiertos por alquitrán, sin embarco el resto era blanco como todo lo que vestía aquel ser. El mismo no parecía necesitar el bastón para caminar... lo vi de espaldas entrando a la casa así que no vi sus rostro...

En la grama que adornaba todo el frente de la casa, desde el porche hasta la cerca perimetral, pastaban un gran cochino albino, pero llamaba mi atención, que justo a la derecha de la entrada había un hermoso jardín donde crecía una gran planta de Lirio, junto a ella había una mujer hermosísima, pálida como la luna, llorando sangre... pero parecía no sentirse agobiada por ello, solo lloraba...y su sangre parecía no caer al piso, su mirada llorosa estaba perdida, mirando el ganado que pastaba en la zona... gire en la dirección que su mirada apuntaba y ahí justo al lado había un techo, originalmente pensé que era una vaquera, pero al fijarme era una estancia de esas en las que se fabrica queso, allí habían hombres ordeñando el ganado de un lado, en otra parte preparaban cuajo y así todos afanados en todo el proceso de fabricar queso prensado en forma artesanal, con la misma leche que acaban de ordeñar, nadie parecía prestarle atención a la mujer... y al hombre alto menos...

Siempre me perdía mirando la vaquera y como hacían el queso, cuando recordaba a la mujer, siempre que volteaba la vista, me sorprendía... ahí a escasos centímetros de mi rostro estaba ella, parecía flotar en el aire, aquel rostro pálido como un papel, que aun reflejaba la belleza marchita de quien en otrora fuera una mujer hermosamente perfecta, su piel morena muy clara, ojos extrañamente azules y achinados que atravesaban mi alma con su pureza, eran enmarcados por unas cejas pobladas con un pequeño lunar en la ceja derecha. Su nariz pequeña y perfilada, su boca pequeña y labios carnosos, era un ángel con rostro de niña... a lo sumo tendría unos 16 años, a esa edad la belleza de una mujer es casi perfecta... y siempre susurraba lo mismo justo antes de despertarme... en la quesera te espero Jean....

Jean Carlos Ontiveros era el típico muchacho zuliano, dicharachero, jovial, medio citadino, jocoso y muy inteligente, había nacido en la ciudad de Maracaibo y acaba de cumplir los 25 años, como todo marabino era ávido y curioso. En palabras de un maracaibero "un jodedor de primera". No muy alto, a penas alcanzaba los 1,70 de altura, con algunos kilitos de más, blanco como un papel, y bajo el sol de la ciudad su piel se tornaba roja, "parecía un camarón" según sus amigos. Estudiaba el último año de Ingeniería en La universidad del Zulia, su día se repartía afanosa e inquebrantablemente en sus estudios, el trabajo a medio tiempo de calculista en una firma de ingenieros y visitar a su hermosa y amada Bellalith Pírela, con la cual llevaba ya tres meses saliendo.

El Lirio y El Ceibo (El Tesoro de la Quesera.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora