Jean abrió los ojos, el dolor de las heridas había desaparecido, ya no estaba en el jardín de la promesa, sin embargo junto a él, un gran sirio se erguía, la llama que del se desprendía era de color violeta, como la del faro del sueño, el cielo y el aire tenían ese color anaranjado de la tarde cuando el sol está poniéndose en el horizonte, y el aroma a narcisos inundaba el aire...
Por un instante trato de adecuarse a la sensación, y repaso en su mente lo que tenía que hacer, al observar a su alrededor vio, como fuera del circulo de narcisos la oscuridad se extendía, sentía la sensación malévola que muchas noches había sentido en su cuarto, y comprendió que el ser que se le acercaba esas noches era el hueso... comprendió que lo que estaba ocurriendo no era casualidad, el hueso lo veía a él como un estorbo o un enemigo y desde hace mucho, había estado buscando la forma de herir...
<< Las marcas en la mesa >> pensó él, << ¿Seria el hueso? >>
De igual manera pudo sentir una extraña presencia a su alrededor... no podía verla, pero algo había allí, que lo observaba, se puso en alerta y blandió su varita, en ese instante brillo con una luz y se transformó en una hermosa espada, muy liviana y filosa. El observo como el mango del arma era de madera de Ceibo y la hoja parecía de acero pero traslucida casi de luz, sin pensarlo mucho, en un instante ya era nuevamente solo un trozo de madera.
Observo la cinta en su muñeca y reaccionando, se dijo a si mismo << Bella!!! Debo ir por ella!!!>> salto fuera del circulo de narcisos y la oscuridad fuera era casi total, una noche interminable se observaba y una bruma grisácea lo cubría todo, casi no podía ver, pero sin duda estaba en una especie de desierto. En el suelo arenoso y tan frío como el hielo sus pies se hundían haciendo difícil el caminar.
Una especie de tormenta de arena invadía el ambiente, y laceraba la piel de Jean que luchaba por seguir caminando en la oscuridad y el viento, la arena se metía en sus ojos causando seguera... y de pronto en aquel desesperante y hostil ambiente un haz de luz violeta como la del sirio y la del faro del sueño brillo en lo alto de una especie de torre negra que se erguía en la penumbra del horizonte...
- Un faro!!! -
Exclamo Jean alegrándose por el golpe de suerte...
Dirigiéndose hace el... después de lo que le pareció una eternidad, llego a una construcción donde el viento pareció desaparecer... su rostro estaba herido por la arena fría del desierto helado que acababa de cruzar, su cuerpo estaba agotado y sentía como si estuviese deshidratado.
Pero cuando se enfrentó a la entrada de lo que identificado como la base y torre de un Faro, vio un gran lobo blanco que le observaba, aquel animal tan grande le sorprendió pero en la mirada de aquel ser, simplemente comprendió que era un amigo, aquel animal en un color blanquísimo tenía un collar de pelo gris, sus ojos uno de color azul y uno verde, le causaron gran curiosidad, pues su padre en vida tenía una heterocromia igual.
Sin confiar aun en su propia sensación, apunto a la bestia con su varita y en vos suave pero firme pregunto:
- ¿Supongo que eres mi guardián? -
El animal se puso en postura sentado sobre sus patas traseras y lanzo una mirada solemne sobre Jean... que entendió de una vez por todas que el ser no era enemigo.
- No te hubiese imaginado así... pareces un gran lobo alfa, un Fenrir... ¿me seguirás en esta aventura? -
Aquel lobo Fenrir, como el de la mitología nórdica, pero de gran belleza, hablo con una vos tersa y ronca a la vez, como si gruñera pero con una ternura típica de un cachorro... pero con la fuerza del rugido del león... Jean sintió como la "voz" de aquel ser penetraba hasta su alma...
ESTÁS LEYENDO
El Lirio y El Ceibo (El Tesoro de la Quesera.)
RomanceJean es un joven tan normal como cualquier otro en la ciudad, estudia y trabaja y tiene a la mas Bella de las mujeres de novia. Sin embargo nació con la facultad de ver "cosas que los demás no pueden" y ha estado teniendo un extraño sueño desde hace...