capítulo cero | aquellos tres.

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Seis años atrás

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Seis años atrás.
Tokio, Japón.

La risa de infantes es lo primero que se logra captar cuando te tomas el tiempo de observar lo que pasa a tu alrededor, seguido de aquel sonido tan peculiar de los insectos en los arbustos y el canto de las aves que se ubicaban en las ramas. El ambiente agradable estaba siendo acompañado de una brisa fresca muy común de un domingo en verano. En esos momentos, al ser por la tarde, muchas personas tomaban la mayor parte de su tiempo libre para disfrutar en familia, con amigos, hijos, parejas o amantes en aquel gran parque de Tokio.

Los pocos rayos de sol que cruzaban las hojas de aquel árbol, grande y frondoso, chocaban contra aquel rostro pacífico. Él dormía bajo un árbol. Mientras tanto a un costado se encontraba un dúo de niños, quienes jugaban en aquel campo despejado que se situaba a unos metros cerca de él.

──¡Lo hiciste bien, eh! ¡Arma otro más! ─pide con ánimo, al mismo tiempo que se colocaba en posición para un saque, el cual ejecuta sin problemas.

Su característica risa no se hizo esperar, el pequeño de cabellos revoltosos reía con las manos en el estómago, cerrando los ojos en el proceso. El otro niño se limita a hundir un poco las cejas, formando una mueca en sus labios y observando como el balón salía disparado hacia unos arbustos. No había logrado armar la pelota a tiempo.

──Yo iré por el ──propuso en cuanto se detuvo de tanto reír, el estómago le dolería si continuaba, con ayuda de su dorso trató de borrar las lágrimas que se habían formado mientras se dirigía hacia aquel lugar──. Aún te cuesta ser armador, ¿No?

──No es como que fuera fácil. ──se limitó a decir para luego desviar la mirada, ocultándose un poco.

──¿Ah? Pero si solo estás en un solo lugar. No es tan difícil, solo necesitas un poco de práctica ──lo alentó para después acercarse a los arbustos en busca del balón que le pertenecía── ¡No lo encuentro! Ven a ayudarme ─se giró hacia su amigo quien en tan solo un descuido ya estaba en su consola portátil, por lo que con las palabras en la boca infló un poco sus mejillas──. Bien bien, después de aquí nos iremos por-

lost game, kozume k.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora