C9. "Quedarse"

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Narra (T/n)

—Digo lo mismo, han pasado años, allison.— dije con una sonrisa boba en la cara.

Al parecer aquella seguía queriendole después de todo. Pronto me crucé de brazos y se sintieron unos pasos.

—A que vino ella?... no pertenece aquí después de lo que hizo.— soltó una voz varonil seriamente.

—En serio vas a hacer esto ahora, diego?.— preguntó allison dándo la vuelta para mirarlo ya que se había ido directo a las escaleras para subir.

—Y porqué no lo haría?... las personas que abandonan a la familia solo don estorbos cuando deciden volver.— respondió aquel.

—Supera tus mierdas, diego... pareces una nena consentida.— dije a punto de reír, al parecer aquel tampoco superaría mi ida.

—Bueno, al menos no abandoné a nadie cuando más me necesitaron.— contestó secamente y terminó de irse.

Reí burlona y pronto mi hermana me miró preocupada.

—No le hagas caso...— soltó rápido.

—Allison me sorprende que pienses que la opinión de diego vale algo para mi.— reí negando.

La opinión de aquel imbecil o de cualquier otro me importaba muy poco, para mi nadie era importante, todos eran solo una red de hípocritas en esta casa.

Allison siguió observandome preocupado como si temiera a que yo volviera a irme, no me sorprendía, allison siempre me había querido a mi, siempre me defendía pero sobre todo me quería y me cuidaba de los demás aún así yo ni la tomara en cuenta.

—Como sea... mi presencia aquí no es por cualquier cosa... donde está papá?, necesito hablar con el.— dije moviendome un poco por el lugar.

—Aguarda... viniste solo por... papá?.— preguntó incredulo. La miré de inmediato.

—Es obvio... porqué más regresaría a esta casa?.— pregunté alzando mi ceja.

—Bueno... cinco y tu...— la interrumpí rápidamente.

—Agh!... no te atrevas a mencionar eso, ya pasaron años, súperalo tu también allison.— dije harta.

Aquellos recuerdos volvían como montañas rusas, daban vueltas y por consecuencia quería vomitar.

Allison solo bajó la mirada, sabía cuales eran sus pensamientos... quería volver a lo de antes, a ser aquella estupida familia que se supone eramos.

—Saludé a mamá pero me ignoró, también sigue molesta?.— pregunté viendo alrededor.

Realmente papá no se había molestado en cambiar aquel candelabro tan aterrados en el techo.

—El más enojada aquí, es cinco.— soltó.

—Si bueno, el me da igual...— dije sin importancia y caminé hacia el despacho de mi padre.

Aquella estupida habitación en la que siempre nos queríamos despedir de el y en la que nisiquiera nos tomaba en cuenta.

Aunque de eso ya habian pasado años, seguía doliendo, no por mi... a mi nunca me interesó permanecer en el corazón de papá, sabía muy bien que para ellos eramos un experimentos con el que se divertía siempre, me dolía porque los recuerdos de las caras decepcionadas de mis hermanos seguían atormentandome en las noches.

Sin esperera más, tomé el pomo de la puerta pero pronto sentí un jalón con fuerza en mi brazo, choqué con un pecho y lo siguiente que apareció en mi vista fueron aquellos ojos verdes acompañados con unas largas pestañas espesas.

—Miren a quien tenemos aquí luego de tanto tiempo desaparecida en su mierda.— mencionó con rabia.

Era aquel enano estupido con el que alguna vez me relacioné, me tenía tomada con fuerza de los brazos.

—Espero tu llegada aquí haya sido un error solamente...— siguió a lo que yo alcé ambas cejas. —... y no porqué la princesita quiera regresa a su trono como si nada... porqué adivina qué, hermanita?.— dijo sarcástico.

Quise safarme de su agarra pero el idiota tenía mucho más fuerza que yo, esperaba con mucha fé que las marcas que seguro me dejaría le aparecieran y dolieran a el justo como a mi.

—Aquí... definitivamente ya no perteneces.— recalcó, podía notar la rabia en sus ojos los cuales estaban rojos.

—Número cinco, suelta a tu hermana ahora mismo.— se escuchó la voz de papá.

-Dejalo papá... al fin y al cabo, tiene toda la razón.— respondí mirando con diversión los ojos de aquel chico.

Nuestras miradas seguían presionando la del otro como si en algun momento pudieramos hacerlos explotar.

Al escuchar lo que dije, cinco solo pudo fruncir aun más su seño.

—Vengo a quedarme...— mencioné con diversión.

Sabía cuanto le calaría en sus entrañas. Sin esperar a más este me soltó con fuerza hacia atrás haciendo que trastabillara pero era una reina, nada me haría caer a mi.

A Ocho Hargreeves nadie ni nada la derrumbaba nunca.

𝑹𝒆𝒎𝒊𝒏𝒅 𝒎𝒆 𝒕𝒐 𝒇𝒐𝒓𝒈𝒆𝒕 [𝑪𝒊𝒏𝒄𝒐 𝑯𝒂𝒓𝒈𝒓𝒆𝒆𝒗𝒆𝒔&𝑻ú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora