Sᴜʙʟɪᴍᴇ ᴅᴏᴍɪɴᴀᴄɪᴏ́ɴ ❦ ᴶᵘᶰʰᵃᵒ

C u a t r o •

-¿Me golpearás? - preguntó el menor con la voz temblorosa y un rastro visible de preocupación reflejando en sus facciones. La simple idea de ser golpeado de un modo violento por aquel alfa le aterraba.

No sabía que hacer. No sabía que decidir. El castaño lo había puesto en una situación lo suficientemente complicada como para pensar dos veces el asunto de ser su jodido sugar baby, su jodido omega sumiso.

El no deseaba ser dominado por nadie. El no pretendía ser controlado por nadie. El no quería ser castigado por nadie. El solo quería irse abrazando su libertad. Pero si se iba de la mano de su independencia, se iría desnudo, sin celular, en celo y, para empeorarlo todo, sin siquiera poder ver a su mejor amigo. ¿Valía la pena?

-Los únicos golpes que recibirás de mí parte serán unas buenas nalgadas en pleno acto sexual y, créeme, te gustarán tanto que me rogarás por más -Le comunico el alfa con seguridad estampada en su mirada que no dejaba de intimidarlo.

Minghao se imaginó aquella deleitable escena y, sin siquiera poder contenerlo, un leve gemido se escapó de entre sus labios, provocando que algo comenzara a encenderse en el interior del alfa.

El omega se encontraba a escasos centímetros de perder el control. El singular dolor que el celo producía había regresado, iniciando un torturoso recorrido por todo su cuerpo, por el cual se propagaba aquel malestar. El Fuerte aroma de sus feromonas llenaba el ambiente, adentrándose con facilidad por las fosas nasales de Jun.

Ciertamente, Minghao no se encontraba en condiciones de tomar una decisión. Pero, ¿acaso tenía alguna otra alternativa? ¿Acaso irse desnudo con sus feromonas alborotadas era lo más indicado?

-¿Que p-pasara s-si... s-si no c-cumplo con lo q-que me p-pidas? -cuestionó él omega entrecortadamente, teniendo la respiración bastante irregular, encontrándose a punto de retorcerse allí mismo.

-Te castigaré -anunció Jun relamiéndose los labios, haciendo su mayor esfuerzo por conservar la tranquilidad. Algo realmente difícil teniendo en cuenta lo cautivante y atrayente que era el intenso olor que Minghao emanaba-. Pero no con golpes. Este asunto, no suelo utilizar ese tipo de violencia física como método de sanción.

-¿C-Como castigas? -consultó el menor utilizando sus últimas fuerzas para mantenerse en una postura adecuada.

Sin embargo, su cuello ya había abandonado su dominio, ladeándose con sensualidad de un lado hacia el otro en contra de su voluntad. De su boca pretendían salir gemidos descontrolados, algunos era acallados, más otros liberados en su máximo esplendor.

-Pórtate mal y averígualo - expresó el alfa admirando el gran espectáculo que le estaba ofreciendo Minghao. Sabía que no lo hacía a propósito, pero, mierda, se veía tan deseable que su alfa gruñía de desespero por hacerlo suyo ahora mismo-. Esta no es una circunstancia adecuada para tomar una decisión. Vete a la habitación, masturbate, descansa y mañana hablamos.

-N-no... -musitó Minghao, agitado, arqueándose levemente -...y-yo odio masturbarme... - tragó en seco, dejando salir otro gemido-. Te quiero a ti, d-daddy.

Minghao estaba seguro de que, en cuanto su celo terminara, de golpearía la cabeza contra la pared por haber sido capaz de mencionar aquella insólita palabra que ahora mismo había provocado un huracán dentro del alfa. Un huracán que ya no podía ser controlado.

El lado racional de Junhui se vio totalmente opacado por el lado instintivo, por su lado animal, y ahora lo único que más deseaba era tener el trasero de aquel bonito omega rebotando justo encima de su miembro efecto.

-Quítate la ropa -le ordenó este con tenacidad. Sus ojos cafés se habían tornado más oscuros por el creciente deseo que florecía sin filtro.

Él omega obedeció sin replicar, comenzando a desnudarse de inmediato. Se despojó de las prendas con muchísima torpeza, costándole más tiempo del que esperaba.