S e i s •

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Minghao gemía con intensidad mientras era devorado por los labios de aquel alfa dueño de sus más ardientes deseos. Las leves succiones y mordidas que recibía de su parte no hacían otra cosa más que empujarlo directo hacia el paraíso mismo. Y el, en aquel preciso momento, solo podía pensar en que no había manera de que se marchara. No cuando un alfa tan alucinante, tan estimulante, tan excitante como Wen lo deseaba con la misma potencia que el.

Él omega se encontraba totalmente cegado por la lujuria, completamente embobado por la dulzura de sus caricias extendiéndose por la desnudez de su cuerpo, absolutamente dominado por la calidez de su aliento colisionado con la piel de su cuello.

Pero el quería más, mucho más. Quería embriagarse de su aroma, quería enloquecer con sus estocadas, quería propagar la ardiente llama de deseo que se había originado en su interior.

Minghao intentó tocarlo. Ansiaba producirle al alfa el mismo placer que este le estaba dando, pero un gruñido gutural lo obligó a detener sus manos, poco antes de llegar a su destino.

-Por f-favor... déjame - balbuceó, impaciente, jadeante, sintiendo el exquisito modo en el que el alfa lo aprisionaba cada vez más contra la frialdad de aquella pared.

-Quieto -espetó con su voz de alfa, haciendo que él omega perdiera las ganas de acariciarlo por puro temor.

De apoco Jun comenzó a descender con sus labios por el pecho del pelinegro dejando, en su paso, un recorrido de marcas que demostraran a quien pertenecía ese cuerpo. Bajo hasta su abdomen y, colocándose de rodillas frente al omega, comenzó a mordisquearle apenas el remarcado hueso de su cadera. Minghao gimió, complacido, recostando su cabeza contra la pared. Sus ojos se mantenían cerrados, mientras sus rebeldes manos pretendieron ir hacia el cabello del alfa con el fin de

Un nuevo gruñido lo espanto y sus manos retrocedieron velozmente, recordando que debía quedarse quieto. Y solo entonces cayó en la cuenta de lo que estaba ocurriendo, advirtiendo que se encontraba comportándose como un patético sumiso. Su ceño se frunció. Estaba realmente enojado consigo mismo. Miro hacia abajo, contemplando al alfa haciendo su trabajo, y sin miedo, enterró sus dedos entre los mechones castaños de su cabello.

Jun reaccionó de inmediato apartando la mano de Minghao con violencia, colocándose de pie de un segundo a otro. La furia ya se escabullía de sus poros junto a feromonas. Su mirada severa se clavó en los ojos del omega, demostrándole con su semblante enojado lo mal que había hecho.

-Te he dicho que no soy sumiso -Mencionó Minghao encogiéndose bajo la mirada amenazante del otro.

-Lo serás -concluyó Jun con convicción, todavía molesto por su desobediencia.

De pronto, volteo a Minghao brutalmente para que esté quedase de frente a la pared. Le quito el Jean de un tirón, desgarrando por completo la tela del mismo. Repitió la acción con la ropa interior, dejando el trasero del omega completamente expuesto ante el.
Le apretó una nalga con fuerza, para luego, sin previo aviso, ingresar tres de sus dedos a su humedecida entrada.

Minghao dio un respingo contra la pared, jadeando, mientras sus manos se plantaban en la misma como si intentase sostenerse de alguna una forma. Su pecho se encontraba pegado al muro, pero su cadera estaba inclinada hacia atrás, siendo sujetada por una de las manos del alfa.

-Aprenderás a ser un buen sumiso -aseguró el aludido, moviendo los dedos con rapidez dentro del omega, satisfaciéndose con los calientes gemidos de este-. Lo harás por mi, ¿o no bebé? -al no recibir una respuesta inmediata, añadió un cuarto dedo de golpe, introduciéndolos bien hasta el fondo-. ¿O no?

-S-si -gimió, olvidándose de que a él no les gustaba que lo dominaran.

-Si, ¿que?

-Si, daddy, aprenderé.

Sᴜʙʟɪᴍᴇ ᴅᴏᴍɪɴᴀᴄɪᴏ́ɴ  ❦ ᴶᵘᶰʰᵃᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora