III

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La noche cuando Hiromasa escucho el sonido de la biwa, estaba trabajando en un turno nocturno en el salón Seiryu-den. Esa es otra historia contada en el Konjaku Monogatari. Este hombre, Hiromasa, un hombre bastante habilidoso en el estilo musical Kangen [1], había dado un profundo suspiro una vez que se calmó lo suficiente como para considerar la perdida de la biwa Genjou.

Oyendo desde el salón Seiryu-den, escucho el sonido de alguien tocando la biwa, que venía del sur. Cuando el sonido llego a sus oídos, su mente se aclaró y supo con certeza que era Genjou, ya que la había escuchado antes.

Quizás el espíritu vengativo de Mibu no Tadami todavía guardaba rencor por el concurso de poesía del emperador Murakami, había robado la biwa e incluso ahora estaba tocando alrededor de la Puerta Suzaku en el sur, pensó Hiromasa. Tal vez lo estaba entendiendo mal, pero estaba claro que alguien talentoso estaba tocando una biwa en el sur.

Hiromasa era un hombre que dominaba el arte de la música Kangen; posiblemente no pudo haberlo escuchado mal.

Sin decirle a nadie, Hiromasa dejó su puesto, llevándose a un solo sirviente con él por el camino, vestido solo con su naoshi [ 2 ] y calzado. Salieron de la oficina de la guardia del palacio [ 3 ] y se dirigieron al sur. Llegaron a la Puerta de Suzaku, pero el sonido de la biwa seguía llegando desde más al sur.

Entonces, Hiromasa caminó más al sur, por la avenida Suzaku, pensando que si la biwa no se tocaba en la puerta, entonces podría ser en las torres de vigilancia [ 4 ]. Parecía que el ladrón, no un fantasma después de todo, había subido a la torre y estaba tocando la biwa encima de ella.

Aun así, no importa lo lejos que caminara Hiromasa, la música de la biwa aún parecía sonar más al sur, tal como lo hizo en la Puerta Suzaku. Era muy misterioso y la canción no parecía algo que una persona común pudiera tocar. El sirviente que había venido con Hiromasa estaba terriblemente pálido.

Finalmente, mientras continuaban hacia el sur, llegaron a la Puerta Rasho, en el extremo sur de la Avenida Suzaku. Era la puerta más grande de Japón, de nueve pies por siete pies [ 5 ], proyectando una sombra densa y una sensación de oscuridad mientras se elevaba hacia los cielos.

Ese día, una fina lluvia brumosa envolvió la puerta, y desde arriba, el sonido de la biwa resonó. Parados abajo, vieron la sombra de la puerta a la luz de la lámpara que sostenía el sirviente, pero el segundo piso se fundió en la oscuridad. Las notas de la biwa permanecieron en las sombras. [ 6 ]

"Deberíamos volver", dijo el sirviente.

"No puedo llegar tan lejos y regresar ahora". Hiromasa siempre fue un hombre sencillo.

¡Qué espléndido sonido procedente de la biwa! Nunca había escuchado la pieza antes, pero el poderoso tono golpeó su corazón. Una canción triste pero hermosa, desgarradora.

"Bueno, entonces realmente hay canciones secretas y ocultas en el mundo", pensó Hiromasa. [7]

En agosto del año pasado, Hiromasa había escuchado canciones de las tradiciones secretas de la música biwa, Ryusen y Takuboku, interpretadas por el anciano sacerdote ciego Semimaru. [8] Durante tres años buscó al hombre y finalmente pudo escuchar su música.

Por esa época, cerca de la barrera de Osaka, el anciano había estado construyendo una ermita. Una vez había sido Lord Miya Shikibu de la Corte Imperial. Ahora era simplemente Semimaru. [9] Se rumoreaba que era un maestro de la biwa y conocía las canciones secretas de Ryusen y Takuboku, que nadie podía tocar.

Hiromasa, experto en flauta y biwa, había estado ansioso por escuchar al hombre tocar cuando escuchó los rumores. Envió gente a Osaka [ 10 ] para encontrar a Semimaru, diciendo: "No vivas en la incertidumbre. Si vienes a la capital, puedo ayudarte a encontrar un hogar más adecuado."

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