●Dia 06: Con Moroha ●
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Inuyasha nunca sintió tanta impotencia como en esa ocasión. Los días que debían ser llenos de alegría por el pronto nacimiento de su primera hija, eran sombríos, desanimados. Kagome pasaba la mayor parte del tiempo perdida entre sus pensamientos, acariciando su vientre con ambas manos y en las noches, trataba de sollozar en silencio, pero no pasaba desapercibido para él. Lo único que podía hacer era abrazarla, tratando de consolarla lo más que pudiera.
¡Estaba realmente enojado!
¿Qué culpa tenía él de los problemas que hubiera tenido su padre con Kirinmaru? ¡Al contrario! ¡Sesshoumaru debería cargar con todo eso! Él era el youkai ahí, él era el legítimo heredero de su padre, como tantas veces le recalcó en su intento de robarle a Tessaiga, y ahora, ¿tenía tan poco honor como para dejar que toda su basura cayera sobre su insignificante hermano menor? ¡Aquello lo enardecía! Él no tenía la culpa de que Sesshoumaru hubiera caído ante Rin y ahora tuviera hijas hanyou con ella... Esa era su decisión, debía cargar con ese peso.
Pero no, ahí estaba, tirándolo al fango a él también.
¡Debió haber acabado con ese idiota que tenía como hermano mayor en cuanto pudo!
Le dio un beso en la coronilla a Kagome y se separó de ella, al notarla, finalmente, dormida.
Salió de la cabaña para mirar el cielo estrellado, ocultando las manos en su haori. Tenía que hacer algo por Kagome, por su hija y por él mismo, no podía permitir que por actos de terceros se le esfumara esa felicidad que tanto le había costado conseguir. No cuando ese ansiado anhelo de tener un lugar al que llamar hogar, finalmente se le había cumplido.
...
Kagome fue saliendo poco a poco de su letargo por el ruido de la cabaña. Aunque su marido trataba de ser lo más silencioso posible, aquella tarea parecía un tanto difícil para el hanyou.
—Buenos días —dijo con la voz pastosa, tratando de sentarse en su lugar. Inuyasha volteó enseguida para acercársele y ayudarla a incorporarse, cuando lo consiguió, él también se sentó frente a ella, pero la rodeó con sus piernas.
—Buenos días, cariño —ante aquel apelativo, Kagome frunció el ceño con desconfianza. ¿Por qué Inuyasha estaba tan cariñoso esa mañana? ¿Habría vuelto a romper algo?
—¿Estás bien? —preguntó, Inuyasha dejó de mirarla para ver su vientre y apoyar con delicadeza sus manos en él.
—Estoy muy bien y veo que nuestra pequeña esta algo tranquila el día de hoy —dijo, al no notar movimiento en el vientre.
—Me dejo dormir toda la noche, así que estoy... —pero no pudo terminar de hablar porque como si la hubieran llamado, el estómago de Kagome se elevó sutilmente contra la mano de Inuyasha, que emocionado, ladeó su sonrisa.
—Vino a decirle hola a papá —exclamó, tan encantado por aquel gesto que acercó su rostro al vientre de su esposa—. Buen día para ti también —saludó sin quitar la sonrisa de sus labios, era como un niño rodeado de felicidad.
Pero, aunque Inuyasha realmente se ponía feliz con todo lo referente a su hija, aquella sobre reacción le extraño aún más a Kagome, quien decidió poner sus manos sobre las de su esposo para llamar la atención.
—¿Qué pasa? —insistió y antes de que él pudiera decir cualquier cosa, ella le dio un leve apretón en las manos, demostrándole que no se la iba a dejar pasar esta vez.
—Solo que estoy harto, Kagome —dijo, sorprendiéndola. Por sus palabras anteriores, suponía que nada tenía que ver con ella, así que lo dejó hablar—. ¿No crees que es injusto que no podamos disfrutar de esto? —preguntó, acariciándole el vientre con delicadeza—. ¡Vamos a tener un bebé! —le recordó, quitando las manos del vientre para llevar al rostro de su esposa, donde acarició ambas mejillas femeninas disfrutando de la suavidad que esa piel le entregaba—. ¿Por qué debemos pasarla mal? ¡Esto no se volverá a repetir! Solo vamos a tener una primera bebé, y aunque si tenemos otros, todo será nuevo una y otra vez, ya tendremos experiencia... Esto es algo único en la vida y no los estamos perdiendo por...
—Inu... —dijo, cerrando los ojos para apoyarse sobre la mano derecha del hanyou—. Yo también estoy cansada, no quiero vivir mi embarazo de esta manera... La bebé no se lo merece y nosotros tampoco.
—¡Por eso mismo! Basta de lágrimas, de mal humor y de todo lo demás, disfrutemos de este tiempo juntos, de disfrutar y planear todo lo que haremos cuando nuestra pequeña venga al mundo y después —dijo, acercando su rostro al de Kagome—, después vemos todo lo demás.
—Me parece bien —respondió, aun sin abrir los ojos, expectante al siguiente movimiento de su marido, quien, en cuestión de segundos, atrapó sus labios con los suyos, siempre teniendo presente la distancia por su abultado vientre, aunque, aún así, su hija se hizo notar, extendiendo la panza de su madre, al parecer, exigiendo algo de comer porque el estómago de Kagome no tardó en sonar.
—Tengo listo el desayuno —exclamó Inuyasha poniéndose de pie de un salto para ir a servirlo.
Kagome lo observó con una sonrisa, acariciando su vientre.
Inuyasha tenía razón, no podían perderse todo lo bonito que conlleva el embarazo por cosas que aún no habían sucedido. Claramente, tenían que tener un plan, algo para enfrentar lo que pudiera pasar, pero no podían ni debían desperdiciar cada nuevo día que tenían juntos, ellos dos con Moroha...
Su hija sería la niña más fuerte y valiente... y ellos se iban a encargar de que tuviera un futuro donde ella pudiera disfrutar de su vida, aún contra todo pronóstico.
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Palabras 952
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Y ya solo nos queda un capitulo y al parecer, ya no pinta a que lo vaya a terminar bien.
Creo que lo dejaré enganchado con el capitulo 15, cuando se separan de Moroha, y quizás, en algún momento cuando continúe la historia... darle una continuación a ésta.
¡Gracias por leer!
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Aquatic~
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16 de Abril 2021
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Relatos bajo las estrellas
FanfictionKagome amaba las noches estrellas de la era feudal, sobre todo cuando durante ellas, se escapaba con Inuyasha a pasear a solas, hablando de historias, de sucesos, de miedos e inseguridades así también como de sus proyectos a futuro. Relatos pertenec...