Día 02: Flores

517 52 4
                                    

Día 02: Flores

.

Aquella noche se habían separado un poco más de la aldea en su paseo nocturno, entendiendo finalmente porque Inuyasha le había pedido que portara su arco y flechas para su salida diaria: Ambos pasarían la noche a la intemperie.

Y aunque estaba muy curiosa por preguntar que tramaba el hanyou, solo se dejó guiar confiando plenamente en él, cayendo profundamente dormida a la mitad de recorrido.

—Kagome... —susurró Inuyasha, finalmente deteniendo sus pasos—. Por favor, despierta —le pidió, moviéndola sutilmente con las manos que la sujetaban por los muslos.

—¿Eh? —adormilada, se dio cuenta que habían llegado a lo que parecía el destino final de aquel paseo. Inuyasha flexionó sus rodillas para permitir que Kagome descendiera de su espalda con suma facilidad. En cuanto se encontró de pie, junto a su pareja, la sacerdotisa pudo percibir algo en el ambiente, una suave fragancia que inundó todas sus fosas nasales, buscando con rapidez la mirada del hanyou.

—Sé que siempre vemos las estrellas, pero estaba vez, me gustaría que vieras un amanecer conmigo, en este lugar —le comentó sin mirarla, como si aquello le generara cierta vergüenza que no quería que la chica viera, aunque lo conocía demasiado bien, con el tiempo había aprendido a leerlo como si fuera un libro abierto, por lo que solo sonrió en silencio—. Cuando estuvimos separados, pasaba el día con la anciana Kaede, o con las crías de Sango y Miroku —ante sus palabras, Kagome buscó la mano de Inuyasha para rodearla con las suyas, él casi no hablaba de lo que había sentido durante esos tres años—, por las noches, no podía dormir así que solía caminar sin rumbo, o mirar el firmamento nocturno... En una de esas ocasiones llegué a este sitio —Kagome no le quitaba la mirada de encima, pero en eso, empezó a notar como una luz emergía entre los cerros anunciando el amanecer— ¡Mira! —exclamó, señalando un punto frente a ellos, y cuando Kagome fijo sus ojos marrones en aquella dirección, solo pudo formar un circulo con sus labios sin ser capaz de pronunciar nada. Los rayos de sol empezaron a invadir un hermoso campo de flores frente a ellos de distintos tonos pasteles, que formaban un cuadro maravilloso.

—¡Inuyasha! —exclamó, llevándose ambas manos a su rostro, mientras seguía asombrada por el efecto que el amanecer generaba en las flores.

—¿Te gusta? —preguntó, ocultando las manos dentro de su haori.

—Es... —sin dejar de mirar el paisaje frente a ella, buscó que palabra quedaba más acorde con lo que estaba viendo— ¡mágico! —aclamó a viva voz. Inuyasha solo sonrió, se paró tras ella, quitándole el arco y el carcaj de flechas, y la rodeó con sus brazos, bajando su cabeza hasta apoyar su frente en el hombro femenino.

—Cuando vi esto la primera vez, supe que debía traerte aquí —le susurró con una voz tan cargada de sentimientos que la sintió estremecer entre sus brazos.

—Inu... yasha —susurró, cerrando los ojos, dejándose llevar por la sensación de ser abrazada por la persona que amaba.

—Pero, en aquella ocasión, tú no estabas conmigo, aquí, en mi época —continuó sin cambiar de posición, afirmando el abrazo, como si no quisiera que ella se fuera a ir de ahí—. Fue en ese segundo que me di cuenta que no era tan fuerte como pensaba.

—¿A qué te refieres? —le preguntó, llevando sus manos a los brazos de Inuyasha, buscando consolarlo.

—Les había dicho a todos que estaba bien —le confesó, aun con los ojos cerrados—, que no me importaba que estuvieras en tu época porque ahí estaba con tu familia, que ellos también te aman y necesitaban. Y en un principio, me convencí de ellos, pero cuando ví este paisaje supe que me estaba engañando a mí mismo —se movió para apoyar ahora su mejilla sobre el hombro derecho femenino, aspirando el aroma de Kagome—. Te necesitaba más de lo que quería admitir, te amaba lo suficiente para creer que estar separados era lo mejor, pero no era suficientemente fuerte para soportar estar lejos de ti.

—Inuyasha... —con cuidado, se movió, aun rodeada por los brazos del hanyou para poder rodearlo ella también con sus brazos. Aferrándose a él, quería transmitirle paz, de que ahora estaba ahí con él, que ya no lo volvería a dejar—. Para mí también fue difícil, no había un solo día en que no pensara en ti —confesó finalmente—. Sé que no hemos hablado mucho de lo que pasó mientras estábamos separados, que nos enfocamos más en nuestro presente, pero me gusta saberlo, me gusta conocer estas facetas tuyas.

—Lo sé —dijo, acomodando su barbilla sobre la coronilla de Kagome, aprovechando la nueva posición para aferrarla más hacía él—, puedo permitirme ser débil contigo.

—Así es —afirmó, dándole unos suaves golpecitos en la espalda para luego, abrazarlo de nuevo—, porque yo puedo protegerte de todo, hasta de ti mismo. ¡Así que déjalo todo en mis manos! —completó con orgullo. Se separó de él, para mirarlo con una enorme sonrisa y al verlo con el ceño fruncido por sus palabras, solo se animó más, ocultándose entre sus brazos nuevamente para seguir disfrutando de la bella postal de las flores, el amanecer y los rayos de sol que iluminaban todo a su paso.

.

Palabras: 887

.

¡Y al fin pude liberar este segundo capitulo! Quería terminar el tercero antes de postearlo xD

Este era con temática flores. En Metanoia ya había hecho que Inuyasha le regalara flores a Kagome y no sabía como volver a usar ese tema, así que la llevé por otro lado. Espero que les haya gustado.

.

¡Gracias por sus reviews, votos, favoritos! ¡Por tomarse unos minutos para leer cada cosa que escribo!

.

Aquatic~

.

09 de Marzo 2021

Relatos bajo las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora