Prólogo

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La Luna decide por sobre todas las cosas. No repara en barreras como las distintas clases sociales, o el color de piel, o las distintas razas*. No repara en género o sexo, no repara en todos esos factores tan banales.

La Luna no junta dos personas por la dificultad de estar juntos, o por todo lo que deban pasar para al fin poder sellar una unión. La Luna junta a dos personas, por la felicidad y plenitud que el uno al otro se pueden entregar sin importar lo que suceda alrededor. Porque La Luna sabe lo que la persona necesita, para que su destinado complemente, y una vez este haya trabajado en todo lo que le falta, su destinado va a estar allí para entregar calidez y seguridad más que nunca.

Porque una vez que ambos destinados estén juntos, todo habrá valido la pena, y su existencia entera tendrá sentido por primera vez en mucho tiempo y para siempre.

Hay un mito que dice que los destinados se buscan incluso después de la muerte, pero ese es un secreto que La Luna se llevara a la tumba dentro de unos millones y millones de años luz.

Pero si una persona está destinada a ti, no importa el tiempo o el momento, van a estar juntos, ya sea en una vida o en otra. O simplemente en todas.

Aún así, y a pesar de toda la majestuosidad y lo sagrada y gloriosa que La Luna era para los Lobos. Allí estaba DongHyuck: maldiciendo a La Luna y a todos los Dioses habidos y por haber, ¿En qué demonios estaba pensando La Luna cuando decidió emparejarlo con un maldito humano tonto? ¿Acaso La Luna estaba empeñada en hacerlo sufrir para luego reirse de sus desgracias?

Otro secreto que La Luna se llevaría a la tumba.




* Cuando digo razas, me refiero a humanos y lobos y demás criaturas "sobrenaturales".

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boy meets evil ;  haemarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora