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El Vlog de Deku esta disponible para todo público y con el fin de tenerlo como simple hobby.
El primer día de Izuku en live fue un éxito, buen...
Izuku desvió la mirada de la contraria hacia su café en mano. Reflexionando un poco sobre lo hablado con su mejor amiga, quizás no sea tan mala idea. Pero, aún así.
— No lo sé...
— ¡Oh vamos Deku-kun! Sería muy lindo verte, dale una oportunidad.
— Uraraka...
— Uraraka nada, ya tienes la cantidad de seguidores suficientes ¡Seguro querrán saber de ti!
La castaña ante la exclamación se levanto de repente de la mesa logrando sobresaltar a Izuku, Uraraka hizo un puchero cuando el pecoso empezó a balbucear incoherencias y con un suspiro tomo entre sus manos la taza vacía para luego dirigirse a la gran cocina.
— ¿Ya has reconsiderado mi idea?
— Mmm.. sigo sin convencerme, ¿Qué puedo decirles?
— ¡De muchas cosas! Puedes empezar diciendo tu nombre, hablarles de ti. — Uraraka se giro en su dirección con una sonrisa.— será un buen comienzo ¡Ellos te amarán! ¿cómo no amar a esas pecas? Ese complejo de ternura que desbordas, a esos ojos verdes, ¡Oh! ¡También tu cara que dan ganas de-!
— ¡Urara-ka!. — Izuku reclamo desde el otro lado, haciendo un puchero avergonzado.
— Lo sé, lo sé. Tu querido Kacchan me mata si me escucha y ya estoy comprometida ¡Pero es la verdad~!
— ¿Y si se aburren de lo que les hablo?
— Mucha negatividad hace daño Deku-kun.
Izuku conoció a Uraraka a mitades de la secundaria, desde que ella evito que tropezara contra el asfalto de la entrada apenas comenzando el primer día de clases de aquel año se volvieron inseparables. El pecoso recuerda vagamente la sorpresa de enterarse que la "chica amable" y él estaban en la misma clase, estuvo muy feliz de tenerla como aliada y fue una etapa divertida con ella a su lado junto a otro de sus mejores amigos y el prometido de la castaña, Iida Tenya.
— No puedo evitarlo — Murmuro Izuku terminando el café de un trago e igualmente se levanto hacia donde estaba Uraraka, que estaba lavando algunos platos que ensuciaron anteriormente. — Uraraka eres mi invitada, deja eso.
— ¡Ya casi termino! ¿Y entonces...?
— ¿Entonces qué?
— ¿Lo harás?
El pecoso se llevo una mano a la barbilla ante la leve duda que se instalo nuevamente y con un suspiro le sonrió a la castaña.
— Suena divertido, ¿Por qué no?
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