- Introducción -

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Sexo, drogas, muertes y putas. Así era la vida para Jaewon, el narcotraficante más importante de la zona.

La infancia de Jaewon no había sido como la de los demás niños, Jaewon se había criado en un barrio peligroso, con un padre alcohólico y machista que maltrataba a su madre, que tan solo era una ama de casa y para rematar, eran pobres.

Jaewon no iba bien en los estudios, los demás se reían de él por tener el pelo sucio; tener una mochila vieja; ropa rota, incluyendo la mala fama de sus padres. Todos los días le pegaban y le cogían sus cosas para tirárselas a un charco o a la basura.

Jaewon era el típico chico solitario, que no hablaba, que parecía no tener sentimientos y en cuanto llegaba a casa le pegaban por sacar malas notas o por contestarle a su padre

Jaewon vivió en un callejón la mayor parte de su infancia, viendo día a día como los camellos traficaban con cualquier tipo de droga: cocaína, heroína, nicotina, metadona, etc. como los ladrones robaban y los kinkis del barrio sacaban sus navajas para amenazar a la gente. Pero cuando entró en la adolescencia se metió a traficante para ganar dinero por su cuenta e intentar sacar a su madre de la pobreza.

Su madre era su más preciado tesoro, pero odiaba a su padre por las palizas que le daba a él y a su madre todos los días. No le importaba que su padre le pegara a él, porque podía vivir con ello, pero no soportaba que lo que le despertaba de madrugada era su padre, que llegaba borracho y le pegaba a su madre o la intentaba forzar. Jaewon siempre había querido denunciarle, pero su madre, asustada, no quería que Jaewon denunciara a su padre por lo que podría pasar.

"Vámonos de aquí, podemos ser felices"

Esas eran las palabras que Jaewon le decía a su madre con una sonrisa de esperanza. Jaewon soñaba con una vida con su madre, lejos de su padre, creía que si se fugaban sus problemas iban a desaparecer e intentaba convencer a su madre de la vida que le esperaba si era valiente y denunciaba a su marido por maltrato. Jaewon pensaba que si su padre no estaba en sus vidas tendrían dinero, una casa, se podrían divertir y sobre todo llorar sin que fuera culpa de su padre.

Jaewon pasó toda su vida metido en esos mundos, peleas, drogas, sexo y alcohol, pero a diferencia de los demás, a Jaewon nunca le pillaban, sabía ser discreto sin esforzarse y era invisible a ojos de la policía y por eso todos le llamaban One, porque era único.

Jaewon había perdido su virginidad en un puticlub de carretera, estaba celebrando su primera venta ilegal y a la larga se volvió adicto a llamar a escorts de lujo o ir a bares y discotecas a ligar para ir directo al grano, dejando claro que no quería nada serio, así fue como se volvió adicto al sexo.

Jaewon podía ser adicto al sexo, pero estaba enamorado; había conocido a un chico inocente, que no se daba cuenta del mundo en el que se metía juntándose con un narco.

El nombre de ese chico era Hanbin,  Kim Hanbin. Jaewon le había visto pasar por el barrio y se le acercó para intentar venderle algo porque le encantaba la inocencia de Hanbin, se notaba que no pasaba mucho por allí y a Jaewon le encantaba probar cosas nuevas.

LEAVE ME ALONE  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora