Tres años después...
-¿sabes que están diciendo de mi? - su esposa lo miraba fijamente - si, Aurora, que soy poco hombre, que en tres años no le he dado un heredero a la corona, que quizás es que no duermo lo suficiente con mi esposa y por eso ella no me ha dado un hijo.
- mi señor - Aurora no sabía que sucedía, simplemente aquellos herederos que su esposo le pedía no llegaban - siento mucho no poder cumplir con esto, pero simplemente no llegan, cada mes espero que la noticia llegue pero no pasa nada - Rubén bufa.
- no sé qué harás, pero dame así sea un solo heredero, no puedo permitir que por tu falta de matriz el reino tenga que caer en las manos del consejo, mi padre jamás lo permitiría.
- lo que ordene mi rey - Rubén sale de la habitación dejando a una Aurora sumida en la tristeza, lo único que la haría feliz en ese matrimonio arreglado, sería un hijo, no entendía porque Dios no le regalaba uno.
- mi señora - Denai, aquella mujer que siempre estaba para servir a Aurora le traía como siempre aquel té que según ella, haría que su reina concibiera un hijo - hoy es luna llena mi señora, beba su té y espere hoy a su rey en su alcoba.
- Denai, llevó tres años bebiendo el mismo té, tres años esperando los cambios de la luna, tres años esperando a mi rey en su alcoba y no pasa nada, creo que la del problema soy yo.
- mi señora, este té es diferente, hará que su matriz sea fuerte, le aseguro que por fin le dará a mi señor el heredero que tanto anhela.
Con algo de esperanza reflejado en su rostro, Aurora bebió aquel té, esperaba que de verdad funcionará, ingresó en la alcoba de su rey y lo esperó con el ancia de por fin darle su heredero.
Su esposo llegó pasada la media noche, olía a alcohol la tomó por sorpresa y la hizo suya sin mediar palabra, en su matrimonio no había caricias, no había palabras bonitas, no había amor y ella lo sabía, solo era una esposa que debía cumplir con su deber, solo era una esposa de papel, solo debía esperarlo acostada en su inmensa cama dejar que el hiciera su trabajo y esperar que pasados unos días pudiera darle la gran noticia.
Su esposo algo bebido cumplió con su función dejando a una Aurora pesarosa, compartir su cuerpo con alguien que ni siquiera la miraba con deseo era algo traumatico, lo escuchó dormir y con una lágrima en su rostro se vistió de nuevo pidiéndole a todos los dioses que por fin su matriz decidiera dejarse engendrar.
Rubén se levantó como siempre con el alba, debía cumplir con algunos compromisos fuera de su reino, miró a la mujer que dormía junto a él, aunque le parecía una mujer hermosa, no podía amarla, no podía sentir lo más mínimo por ella.
Después de un largo baño se relajó, salió del baño y vio a su esposa ya despierta.
- debo salir de viaje, me ausentare por un tiempo, espero cuando vuelva me tengas una buena noticia.
- aquí estaré esperándolo mi rey - Rubén la miró de soslayo y ya vestido salió de su habitación.
En alguna parte del continente Europeo
-bienvenido señor - lo primero que Rubén debía hacer era firmar unos acuerdos para poder exportar carne de búfalo a todo el continente, después harían una gran fiesta en su honor, así que llegó al hotel donde se hospedaria por varios días.
- espero que la habitación sea lo suficientemente cómoda - Rubén asintió.
- está perfecta, gracias Nerón.
- es un placer servirle, ¿hay algo más que pueda hacer por usted? - aquel hombre bajo y barrigon era quien siempre acompañaba a Rubén donde él fuera, era su más leal sirviente.
- no, Nerón no necesito nada más, solo necesito descansar un poco, el viaje me ha dejado exhausto.
- lo que desee mi señor - aquel hombre salió de la habitación dejando a Rubén solo.
Pasaron algunos minutos, el aire fresco entraba por el gran ventanal, Rubén con algo de molestia decidió salir al gran balcón, miraba el gran jardín lleno de rosas rojas, la gente disfrutando de su comida en el inmenso restaurante al aire libre de aquel inmenso hotel, pensaba en su vida, en cómo sería si pudiera disfrutar de cosas tan insignificantes, como salir de la mano con la mujer que amas como aquella pareja que veía desde el balcón, intercambiando besos y caricias sonriendose el uno al otro, vio de pronto como aquel hombre se arrodilló frente a aquella mujer que cubría su rostro con sus manos muy emocionada, vio como se limpiaba una lágrima y decía que si con un movimiento de su cabeza, vio como el hombre puso el anillo en su dedo, vio como se levantó para abrazarla y besarla, estaba tan concentrado en lo que veía hasta que la vio...
Quedó idiotizado, era una mujer muy hermosa, su tes morena lo noqueo, llegaba a la mesa donde el tenía su mirada clavada, se abrazó con la chica a la que acababan de pedirle matrimonio, de pronto vio detenidamente su rostro, delgado, facciones hermosas, de lejos no podía ver el color de su iris pero su sonrisa era perfecta, y su cuerpo ¡por Dios! Se sumergiria en ese cuerpo para siempre, se veía absolutamente fantástica en ese vestido azul eléctrico, sus caderas se ajustaban perfecto, ¡que mujer! Pensó.
Tres golpes en la puerta lo devolvieron al presente, salió de su letargo con aquella mujer.
- lo siento mi señor pero lo están esperando - escuchó la voz de Nerón.
- en 20 minutos estoy listo - miró por última vez a aquella mujer y sin más decidió que era momento de salir de ahí.
La velada era como siempre, todos queriendo hablar con él, todos queriendo impresionarlo, las mujeres intentando seducirlo, ya estaba acostumbrado a todo eso y aunque no le gustaba para nada, él sabía que debía acostumbrarse.
Bebía un poco de champagne y estaba algo molesto de escuchar las estupideces que hablaban los hombres que lo rodeaban sobre política, aunque opinaba en algunas cosas pues por ser el Rey de una nación debía untar se de todo eso, prefería solo escuchar, pero su mirada de pronto cayó sobre ella... Si, era ella, la mujer del hotel, ese vestido que encajaba perfecto en esas caderas no podía ser otro.
Como en cámara lenta la vio desfilar por la gran entrada, colgada del brazo de a saber quien era ese tipejo, sonreía definitivamente hermosa....
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Hola hola, bueno, un nuevo comienzo así lo llamo yo, espero le den una oportunidad a esta historia, es algo en lo que venía pensando hace algún tiempo, espero les guste.Se les quiere
XOXOXO
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La Esclava
RomanceElla no quería ni debía amarlo, él solo debía cumplir con su juramento, ambos tenían su destino marcado, el tiempo es el único que tiene el destino en sus manos.