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Desde que había dejado su antigua ciudad sentía que algo le faltaba.

Claramente era un juego de su subconsciente ya que todo lo importante estaba con él en este momento, pero era difícil asimilar que había dejado atrás el lugar donde vivió toda su vida.

Kuroo estaba agotado, a pesar de ser su primer día de clases ya era agobiante. Nunca fue alguien muy social, mas bien le costaba muchísimo formar nuevas relaciones, en especial después de que sus padres le hayan llenado de inseguridades a lo largo de su corta vida.

Aun así no tenia mas opciones, no es como si pudiera detenerse ahí y decir "Bien, me largo".

Los minutos que esperó fuera de su nuevo salón de clases se sintieron como poco segundos, es horrible, cada vez que quieres que algo se retrase el tiempo parece ir aun mas rápido. El profesor le invito a pasar. Dentro, nadie le prestaba atención realmente, estaba transfiriéndose casi a final de año y no había nada interesante en él. Agradecía que nadie lo hiciera de todas maneras, se ahorraba el tener que responder preguntas tediosas.

El adulto le indico donde sentarse y la chica a su lado le saludo mas por cordialidad que por interés, el respondió con una leve sonrisa antes de tomar asiento.

La clase comenzó de inmediato, gracias a que estaba del lado de la ventana cada vez que el profesor terminaba de hablar se concentraba en analizar el paisaje. No era para nada comparable con su ciudad. Antes o mejor dicho, en su antigua escuela, a través de la ventana podía ver el hermoso verde de las copas de los arboles que se extendían por casi un kilometro mas allá.

Aquí solo podía ver otro edificio.

Kuroo no fue consciente de cuando la clase terminó, pero si de las gotas que comenzaron a chocar contra el cristal. Al menos había algo similar.

Siempre amó la lluvia, antes de que su abuelo falleciera acostumbraban a sentarse fuera de casa cada vez que llovía solo para que el anciano le contara sobre sus tiempos, su experiencia en la guerra o simplemente de cuanto amaba a su esposa.

"No puedes quedarte dentro de el salón"

Una voz a su lado le hizo voltear, no conocía a la chica que habló pero tenia un aura que a Kuroo le asustaba.

"Lo siento, no sabia"

"Aun que no creo que alguien lo note" Sin decir mas la chica se volteo y salió de el lugar cerrando las puerta tras ella.

Kuroo temió por un segundo al creer que le había dejado encerrado ahí, pero cuando se levanto y comprobó que el picaporte estaba desbloqueado se relajó.

"No es tan idiota como para dejarte encerrado aquí sabiendo que pueden expulsarla". Eso lo sobresalto, pensaba que estaba solo.

Miró al lugar donde había oído la voz anteriormente encontrándose con un chico que no lo miraba.

"Es solo precaución"

"Acabas de llegar y ya no confías en nosotros". Soltó una risa nasal, el disgusto e indiferencia se podía ver en su rostro.

Kuroo no quería dar a entender eso, odiaba que las personas asumieran cosas sobre él. Prefirió terminar el tema ahí y al chico al parecer tampoco le importó mucho aquella discusión ya que no habló otra vez, solo volvió a mirar su celular. 

"Deberías sentirte afortunado". Las palabras del otro le confundieron, habían pasado varios minutos en silencio y no tenia intenciones de volver a hablar, pero a veces se odiaba por ser tan curioso.

"¿Por qué?". A pesar de sí tener interés en la respuesta trató de que su pregunta sonara indiferente.

"Ella nunca habla con nosotros, mas bien, nos ignora la mayoría del tiempo"

A Simple Voice - [KuroKen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora