el nuevo hogar-temporal

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-hemos llegado.- dijo mi madre justo al salir del coche.

Me encontraba delante de nuestra nueva casa-temporal, era de ladrillo rojo, de dos pisos, parecía antigua como de los 80s o 90s, la verdad es que me gustaba, tenía grandes ventanas por todos lados y dos balcones en el segundo piso.

-Esta vez intente buscar una casa más de tu estilo luci, ya sabes, - se rio, - más antigua, y con balcón para tus girasoles- en eso había acertado bastante.

-gracias por el esfuerzo, la verdad es que esta bastante guay, y lo de los girasoles siempre es un plus, mama-.

Lo primero que vi al entrar por la puerta fue un gran salón de madera con unas escaleras de madera en el fondo del pasillo; en el segundo Piso había una habitación que daba a uno de los balcones, la habitación era de color marrón ( ya supuse entonces que esa era para mi madre). Y al otro lado hacia el segundo balcón estaba lo que suponía que sería la mía; era preciosa, blanca con un marco de madera por todo, con ventanas grandes y una cama de matrimonio; la verdad es que era mucho mejor que otras en las que habíamos estado, definitivamente mucho mejor. La ultima casa de la que veníamos era un pequeño adosado donde en la habitación apenas cabíamos la cama, mi tocadiscos y yo. Y además con unos vecinos a los cuales arrestaron más de 3 veces en nuestra estancia allí. La verdad es que se agradecía salir del ambiente toxico de ese barrio. Nos habíamos mudado a un pueblo bastante grande al sur del país, mama decía que era un ambiente muy familiar, y que tenía una naturaleza fantástica el lugar, además de un colegio con el mejor programa de letras de toda la zona.

-Sabía que te encantaría,- dijo apoyada en la puerta - tiene ese toque de frescura que pocas veces se encuentran.- la verdad es que en eso había acertado.- Tienes razón, ahora ya depende todo de por cuanto estemos- su cara cambio ese momento, paso de felicidad a tristeza, solo como ella puede hacerlo, y supe que me había equivocado de tono al decirlo- lo siento, la verdad es que el lugar es precioso, y la casa es una maravilla.

-venga ayúdame a desempaquetar- dijo con la sonrisa de vuelta a su cara. Baje hacia el coche y puse mi CD en forma de estéreo y las cajas empezaron a salir del coche. Lo primero que movimos fueron las pinturas de mama, que se pusieron en el piso de abajo donde había una pequeña habitación que supuse que sería su estudio. Si, mi madre era una artista al igual que mi padre; ambos se conocieron en unos cursos de pintura a los 17.

Después de vernos en la calle al salir corriendo de nuestro hogar mama había vuelto a la pintura de cuando era joven, siempre se le había dado exageradamente bien. Nos movíamos según donde le daban trabajo por galerías o incluso dar clases; pero al cabo del año el estacionarnos en el lugar era peligroso, así que nos movíamos por esas fechas más o menos. Hubo una vez que llegamos a quedarnos un año y poco, y tuvimos que salir corriendo con poco y menos de lo que teníamos hacía un lugar nuevo. Al acabar con la planta de abajo la música fue movida al piso de abajo y comenzamos con el piso de arriba, la habitación, puse todos mis vinilos esparcidos por la habitación, la ropa separada según el estilo que era y los zapatos colocados por marcas (mayoritariamente converse y dr.martins de segunda mano). Los cuadernos de escribir repartidos por lo que era la estantería junto con mis colecciones de clásicos. Y finalmente mi parte favorita, los girasoles, nos habíamos podido llevar dos macetas y luego tenia las semillas para plantarlos, la verdad es que con el buen tiempo que parecía haber en la zona no creí que hubiera problema con verlo florecer pronto, y me puse a ello.

A la hora de cenar había casi terminado, cuando mi madre apareció o por la puerta - luci, van a quedar preciosos en tu balcón, y no creo que tardemos en verlos florecer,- me gire para mirarla, llevaba sus pantalones desgastados y su blusa blanca favorita. La verdad es que no nos parecíamos en mucho, yo había sacado el tono pálido de mi padre y sus ojos castaños pero con el pelo marrón oscuro de mi madre, yo tenía mas curvas que mi madre y era bastante más bajita, a los 14 años ya me había dado por vencida en lo que era crecer mucho más.

- Por cierto- dijo ella- la cena esta casi lista, lávate las manos y baja por favor- asentí con la cabeza. Y así hice me lave las manos y baje a la cocina, puse los platos que seguían en las cajas con los cubiertos y los vasos.

-¿ pasta a la carbonara? Como me conoces- le dije riéndome.

- soy tu madre, obviamente que te conozco-.

Al final de la cena la casa estaba casi en silencio solo se oía la música desde el salón, era algo de jazz de mama, a ella le encantaba ponerlo bajito. "son como susurros de personas" decía siempre que alguien le preguntaba.

-Bueno cariño, mañana nuevo instituto, creo que tengo tiempo mañana de llevarte en coche.

-no hace falta mama- ya sabía que su trabajo nuevo empezaba al mismo tiempo que el instituto.

-cariño, es el primer día, te llevare en coche de todas las maneras. Pero, por la tarde sabrás como volver no?

-siempre encuentro la manera- se levanto para lavar los platos- mama no te preocupes lo hago yo.- le dije dirigiéndola una sonrisa.

-gracias cariño, estoy muerta de cansancio, no te acuestes muy tarde, te quiero.

-y yo mama- le dije dirigiéndole una sonrisa. Me recogí el pelo y empecé a lavar, necesitábamos un lavaplatos urgente. La verdad es que la cocina tenía unas vistas al jardín preciosas, y en la zona se veían las estrellas de una manera espectacular, como nunca las había visto, la verdad es que donde normalmente vamos no suelen verse por lo que es la contaminación.

Al subir al segundo piso fui al baño y me duche rápidamente, con pelo incluido, la verdad es que el agua fría con este calor sentaba más que bien. Al salir me puse una de esas camisetas gigantescas que te dan cuando te unes a un club de deporte; debía de ser de alguno de mis antiguos colegios, la verdad es que tenía de esas un buen montón y siempre las usaba como pijama, finalmente regué los girasoles y me quede desde la cama mirándolos. La verdad es que había algo en ellos que me daba paz, tranquilidad, estabilidad, supongo que me ayudaban a quedarme dormida y como todas las noches, hacían su función.

Recuerdo de girasolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora