Capítulo 9

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—¿Puedo sentarme aquí?

Si Chaeyoung hubiera evitado aquel acercamiento... ¿habría sido todo diferente? ¿Lo sucedido con Jennie y con Lalisa realmente hubiera sido posible? Después de todo... aquello había iniciado una serie de eventos que habían cambiado enormemente su vida.

Aquel saludo fue como la pieza de un dominó, que chocó consecutivamente, logrando derrumbar uno a uno los esquemas que había construido minuciosamente en sus escasos años de vida.

—¿Es necesario que me presente? —preguntó, cuando el permiso para sentarse fue concedido —. ¿Por qué me miras así? —volvió a hacer una pregunta, dándose cuenta que su compañía parecía cohibir a aquella chica.

Parecía como si hubiera sido algo reciente. El recuerdo de aquel viaje siempre venía a su mente cuando la veía en el presente.

Estaba tan impactada con su presencia que le fue imposible no actuar como una tonta durante gran parte de la travesía.

—Una tonta adorable, querrás decir, Roseanne —había dicho ella, tomando sus propias palabras y agregándole algo más, mientras el rostro de Chaeyoung no hacía otra cosa que cambiar de color.

Ni siquiera la bufanda y el gran abrigo que llevaba aquella noche fría le ayudaron a cubrir sus mejillas sonrosadas, cuando hizo el intento por encogerse en ellos. La risa inocente de aquella mujer a su lado solo logró avergonzarla y hacer que apresurara sus pasos por la concurrida calle.

No sabía exactamente qué fue aquello que la llevo a acercarse más a ella. Quizás era esa presencia imponente, que era acompañada por un carisma que Chaeyoung nunca había visto en otra persona. Posiblemente también era su envidiable porte, y esa seguridad que seguramente ella nunca tendría. No era necesario mencionar lo bonita que le parecía, y la gentileza que tuvo para tratarla desde el primer acercamiento en aquel vuelo.

Bae Suji era muchas cosas... cosas buenas que Chaeyoung nunca podría terminar de describir. Solamente podría nombrar algunas partes de ella; las más notorias, las que todo el mundo veía, y todavía sentir que había dicho poco: Suzy era mucho más que esas partes y quizás nunca podría descubrirlas todas.

—¿Por qué lloras? —preguntó la mujer, limpiando una de las mejillas de Chaeyoung —. ¿Quieres que me quede contigo? —mencionó, notando que aquella habitación de hotel en esos momentos parecía demasiado grande y fría como para que la muchacha permaneciera sola ahí.

Chaeyoung asintió y se dirigió rápidamente al baño del cuarto, necesitaba arreglar el desastre que de seguro sería su rostro.

«Es tu última noche aquí, con ella... Por favor, Park, no hagas algo que le haga pensar que eres una niña tonta».

—¿Estás bien? —preguntaron a las afuera de la puerta —. ¿Quieres que te traiga algo de comer? Puedo pedir servicio a la habitación, Rosé —sugirió con una voz alegre, que inevitablemente hizo sonreír a Chaeyoung.

Aquella noche aquel llanto que últimamente se estaba volviendo una rutina en su vida, simplemente cesó. La velada no tuvo el efecto deprimente que de costumbre. Era complicado que la tristeza la embargara por completo teniendo a Suzy a su lado: contándole anécdotas ridículas de sí misma para que se riera, haciéndola sentir segura y extrañamente importante, como no sentía que lo era desde hace mucho.

—Es normal que sintamos un vacío aquí —dijo la mayor tocándose en medio del pecho —. Creen que lo tenemos todo..., y eso es muy triste, Roseanne —dijo la mujer acariciando las ahora sonrojadas mejillas de Chaeyoung —. Siempre nos falta tiempo, y que nos comprendan —dijo, emitiendo un gran suspiro algo melancólico —. Piensan que somos lo que ven arriba del escenario, y a veces nosotros pensamos que solo somos eso, y aquello termina terriblemente mal...

Cambiaría todo por ti [Chaesoo - Suse/Rozy] (Libro II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora