Capítulo 14

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La connotación rupturista de aquel fuerte golpe logró hacer que cada una de ellas se quedará estática por un momento. Lalisa y Chaeyoung tenían los ojos de par en par, mientras Jisoo tenía una cara completamente desencajada, con una mano en alto, profiriendo palabras ofensivas hacia una de sus compañeras. Jennie tapaba parte de su mejilla y boca, con su palma, en un gesto que lo ameritaba.

—¡Unnie! ¡Basta!

Lalisa había gritado lo suficientemente fuerte como para que cualquier persona en ese lugar detuviera cada una de sus acciones, sin embargo, Kim Jisoo parecía por completo aislada en sus pensamientos de odio y angustia ante lo que suponía era una de las peores traiciones que había presenciado en su vida.

«Jennie... Chaeyoung...». Sus nombres viajaban por cada rincón de su cabeza, en un bucle constante y malsano, que estaba a punto de hacer explotar sus sienes.

—¡Eres una maldita perra!

—¡Jisoo unnie, detente!

—¡Chaeyoung no es una de esas cualquiera con las que te acuestas, Jennie!

Jennie le dio una mirada mordaz y se limpió el pequeño corte que se había instaurado en el borde de su labio inferior. Con un gesto rápido se quitó la sangre y devolvió sagazmente el golpe a su compañera mayor.

Jisoo se desestabilizó un momento. Claramente no esperaba que le contestara de esa forma. Los brazos de Lalisa la rodearon por la cintura antes que se abalanzara sobre la pelinegra.

Antes que Lalisa la alzara fácilmente del suelo, separándola unos metros de Jennie, pudo observar cómo Chaeyoung se acercaba a su otra compañera, no obstante, la pelinegra de ojos gatunos fue confortada sutilmente, a diferencia de ella que lanzaba golpes e improperios y tuvo que ser llevada hasta una de las salas de práctica, cargada, por los fuertes brazos de Lalisa.

—¡La voy a matar!

—¡No me obligues a que te de otro golpe!

El grito, doblemente potente de Lalisa, había hecho al fin su efecto. La sacudida de realidad fue tan brutal que Jisoo cayó de rodillas en medio del salón, llevándose a su compañera junto a ella al suelo.

El crujir de sus rodillas y sus palmas pegadas a la madera del piso se conjugaron en un sonido homogéneo y doloroso. No tardaron las lágrimas en aparecer: una tras otra fueron cayendo en ese espacio entre sus manos plantadas en el suelo.

Las lágrimas se transformaron en un torrente de agua salada, y más temprano que tarde le acompañaron quejidos y maldiciones que traducían lo roto que estaba su corazón.

Jisoo se fue encogiendo poco a poco a medida que sus quejidos iban disminuyendo. Terminó con la cabeza metida entre sus brazos y sus rodillas.

Durante el proceso en que Kim Jisoo se transformaba en una pequeña porción de ser humano, regado y diluyéndose en el suelo, Lalisa únicamente se sentó a su lado limpiando sus propias lágrimas que humedecían sus mejillas. Tenía miedo tan siquiera de tocarla. Presentía que Kim Jisoo se terminaría por quebrar en sus manos, así que solamente se quedó ahí, acompañándole y procurando que no se ahogara con su propio llanto.



—Ella puede hacer lo que se le dé la gana, ¿entiendes? —dijo, y agregó rápidamente antes que Lisa prosiguiera —. Tengo suficiente con toda esta maldita tensión entre Chaeyoung y yo, como para que agregues más estrés a todo esto.

Lalisa formó una gran línea con su boca, en un intento por autocontrolar todo ese torrente de emociones que los comportamientos de Jennie le provocaban. Había visto a su compañera salir con las mismas chicas de la compañía durante todas esas semanas —sin ninguna discreción—. Sabía que Jennie podía hacer lo que quisiera, sin embargo, estaba exponiéndose tanto que Lalisa simplemente no podía dejarlo pasar. Sin embargo, ni Jisoo ni Chaeyoung le tomaban enserio: ambas estaban intentando reparar ese horrible silencio que últimamente se instalaba entre ambas. No tenían tiempo para tonterías.

Cambiaría todo por ti [Chaesoo - Suse/Rozy] (Libro II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora