01 | No Chicos Con Problemas...

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  Los dieciocho no siempre son como uno lo espera

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  Los dieciocho no siempre son como uno lo espera. No hay fiestas, no alcohol, no excesos ーademás de las tareas del Institutoー; no libertad a menos que puedas costeartela. Y algo para lo que en definitiva no estaba preparada mentalmente: La Universidad.

Sobre todo cuando la carrera que escoges no es la adecuada para ti.

¿Y qué escogí yo? Muy inteligente:
Enfermería.

Claro, no es tan dura como Medicina General. Mas cuando no es tu pasión lo sientes aún más pesado.

Me considero alguien aplicada y que da más de lo que debería. Me exijo demasiado, como persona y estudiante. Intento con todas mis fuerzas no decaer; por una razón específica que tiene nombre y apellido. Una mujer que ha dado su vida por mí, literalmente. Mi madre.

Ella es un ángel, una dulce dama protectora y dedicada. Lastimosamente, está tan enferma que soy yo quien ahora debe cuidar de ella.

Lo que más duele, es la esquizofrenia. Su salud mental me preocupa tanto como la física, y es tanta su notoriedad que me veo obligada a llevarla personalmente al psiquiatra.

Aunque soy yo quien cuida de ella en mis momentos libres, no me dejan pasar a las sesiones. El doctor dice que debe examinar sus pensamientos propios sin la influencia de un tercero.

Esta es la tercera sesión a la que la llevo. Espero con paciencia fuera del consultorio que se encuentra en un hospital. Estoy sentada en una silla, leyendo una historieta japonesa, más conocida como: manga.

He desarrollado un amor por la cultura japonesa. Mi padre tenía descendencia japonesa, por lo que sus rasgos eran asiáticos. Él era muy atractivo y gentil. Yo heredé sus rasgos. No es que me considero bella, pero estoy bien cuidada ーpor el momentoー.

Mis ojos son rasgados, mi cabello casi siempre amarrado en una coleta de caballo para que no estorbe. Por desgracia no soy muy alta. Visto un atuendo ordinario. Algo que indique que ando en un hospital no en una fiesta. Jeans negros, camiseta azul, chaqueta negra, gorra blanca al igual que mis zapatos.

¿Por qué llevo gorra? Así evito las miradas de curiosos. Aunque sospecho que no funciona mucho.

Estoy tan metida en mi lectura que no he notado una presencia más en aquel pasillo algo escondido. Tampoco es que le ponga mucho interés ya que es normal que hayan una o dos personas esperando la consulta.

El constante y repentino sonido de un zapato golpeando el suelo me hace levantar la mirada y bajar el libro.

En una silla justo al frente mío se encuentra un chico. Puedo notar muy claramente que su cabello es largo y rubio; aunque esconde su rostro entre sus manos en una posición que hace que su espalda esté curva y su cuerpo hacia adelante. Lleva un cómodo suéter de lana rojo. Me llaman la atención sus tatuajes en sus manos y dedos. Desde esta posición me recuerda un poco al que fue vocalista de la banda Nirvana. Así que tiene toda mi atención por eso, y el molesto sonido de su zapato.

Cortes de PapelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora