Salgo del local algo desconcertada. Mi teléfono timbra unas cuantas veces ya que debido a las bolsas de compras me cuesta encontrarlo.
ー¿Aló? ーdigo. No me he dado cuenta de que mi voz está repleta de seriedad y mantengo el entrecejo fruncido.
ー¿Mal día? ¿O te molesta que te llame tu hermano mayor?
Mi expresión se suaviza y comienzo a caminar a paso lento.
ーNo, lo siento. Es sólo que tuve una mala experiencia con un vendedor y...
ー¿Compraste el regalo? ーSin esperar mi respuesta se apresura a añadirー: Recordé algo que Brandi siempre ha querido tener. ¿Podrías comprarlo? Si no alcanzas te depositaré.
ーSí me alcanza. ¿Qué es?
ーHace algún tiempo me dijo que había visto una pequeña estatuilla hecha a mano en Art & Deco. Es una figura de una mujer consolando a un hombre. Sus tonos son oscuros pero la mujer lleva un vestido blanco. ¿Podrías ver si aún está?
ーClaro. ー¡Aunque ya compré el regalo perfecto!
Hago caso a la petición de mi hermano. Total, el regalo es de él para ella. Sé que fácilmente yo podría llevar ambos regalos, pero Brandi es muy terca y no los aceptaría sabiendo que uno es mío y el otro es de mi hermano.
Ingreso a la tienda que justo está en ese mismo centro comercial. Me permito tomarme unos instantes y apreciar el arte. Aquel lugar es de ensueño. Podría fácilmente perderme en la pintura de aquellos cuadros que adornan sus paredes.
Llego hasta una vitrina y lo veo. Es del tamaño de una botella de agua. Lo compro y decido no perder más tiempo e ir a arreglarme a casa.

Es una tarde maravillosa. No sé si es por el pequeño espacio de libertad que se me ha cedido o porque suelo ignorar el hecho de que el mundo exterior es el más asombroso de todos los escenarios jamás recreados en pintura.
A través de la ventana observo aquel cielo prometedor y me siento como una princesa apunto de ser rescatada por un príncipe de ensueño.
Lastimosamente no hay príncipe, no hay rescate, y no hay un "felices por siempre".
Me alejo de la ventana. Mi reflejo en el espejo me deja un tanto sorprendida. Me veo de pies a cabeza, adelante y por detrás sobre mi hombro. Había olvidado cuan genial me sentaban los vestidos pegados y tacones altos.
No soy fan, pero como dije la otra vez, cada ocasión tiene su atuendo especial. ¿Voy a una fiesta? Vestir como fiestera.
No es un vestido tan revelador ni tampoco de monja. Es de color negro. Aprovecho de dejar mi cabello suelto y maquillarme un poco.
"Ulalá, bella dama. ¿A qué hora regresa y por qué tan tarde?"
Río ante mis pensamientos. Algunas veces desearía recibir alagos de alguien más. O sea, los recibo, pero no creo sean sinceros. A quien engaño, sí desearía tener un novio que no se canse de decirme cuan bella soy incluso en los días en los que me siento fatal y horrible.
"Es sólo una salida. No te vayas a emocionar. Ya mañana regresarás a tu aburrida rutina."
Doy un vistazo al escritorio de mi cuarto. Ahí se encuentra el regalo ya envuelto, y al lado, el álbum que decidí quedarme. No podré escucharlo así que tendré que guardarlo por un tiempo.
Cojo el regalo y mi cartera de mano, lista para irme. Al salir de mi habitación me topo con mi pequeño sobrino jugando en medio del pasillo con un auto de juguete.
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Cortes de Papel
Romance"Sí, él luce como un rockstar, un ardiente rockstar que me haría volar lejos de esta realidad con un solo toque. Pero es imposible. ¿Por qué? Simple: ¡Lo conocí en el psiquiátrico! ¿Y cuál es tu regla, Callie? : ¡NO CHICOS CON PROBLEMAS MENTALES!"