Esa noche no existió la cordura,
tampoco el cansancio
ni las uñas del pasado
golpeando el retrovisor,
esa noche sólo existimos
tú y yo
en el medio de un incendio,
uno del que renacimos.
Sólo nosotros
Esa noche no existió la cordura,
tampoco el cansancio
ni las uñas del pasado
golpeando el retrovisor,
esa noche sólo existimos
tú y yo
en el medio de un incendio,
uno del que renacimos.