Desabrocharte el vestido
fue dejar al descubierto
un bello callejón parisino,deslizar mi lengua por tu sexo
fue provocarte esa sonrisa
que nadie se atrevió a conocer,penetrarte con delicadeza
me acercó a tu alma,y el corrernos abrazados
fue una sucursal de sonrisas
que abrió hasta el amanecer.