Desert Rose (YM)

04

Un movimiento brusco lo despierta y abre los ojos desconcertado, siendo su padre lo primero que ve, sabiendo exactamente lo que quiere solo con su mirada desaprobatoria. Miró en dirección a su hombro, recién percatándose de su brazo adormecido debido al peso de Jimin al estar completamente dormido.

—¿En serio quieres hacer esto ahora? —susurró Yoongi con su ceño fruncido sin siquiera intentar ocultar su disgusto.

—Estaré en la sala esperándote. —Respondió el señor Min, luego miró en dirección a Jimin y agregó— Si no quieres que escuche, será mejor que se vaya —y con su semblante serio, salió de la habitación cerrando la puerta.

Yoongi suspiró y miró a Jimin dormir. No importaba cuánta distancia pusiera en Jimin desde que se convirtió en adulto y las reglas de ese pueblo comenzarán a regir para Yoongi, Jimin siempre terminaba pegado a él de alguna manera. Cuando eran niños le parecía gracioso, era como una bolita que necesitaba cariño para ir creciendo con los años, pero ahora era un poco fastidioso, y no porque no lo quisiera a su lado, sino porque no podía mimarlo de la misma forma que cuando eran unos infantes y Jimin parecía no entenderlo. Parecía, porque Yoongi sabía que lo entendía, pero hacía caso omiso a todas sus explicaciones.

El rostro sereno de Jimin le recordó cuando era un pequeño niño que dormía profundamente después de juguetear todo el día por ahí. No había tanta diferencia de edad, pero dos años de diferencia eran suficientes como para que el lado protector de Yoongi saliera a flote en todo momento. O tal vez querer cuidarlo simplemente era una consecuencia de que cuando tenía apenas 4 años, vió a Jimin como un pequeño bebé lleno de heridas que brotaban sangre a montones.

¿Era normal recordar ese tipo de cosas a esa edad? Sus estudios en psicología eran nulos, así que no tenía idea. Pero lo recordaba, y también recordaba haber prometido velar por que nada en este mundo pudiera volver a lastimarlo.

Lentamente, Yoongi sacó su brazo que permanecía debajo de la cabeza de Jimin, al parecer a éste le había parecido buena idea usarlo como almohada. Cerró los ojos ante el leve hormigueo que sentía ante cada roce, pero suspiro de alivio cuando ya lo tenía completamente libre.

Mientras esperaba que el adormecimiento pasara, miró el cuerpo de su amigo, buscando los vestigios de su llegada a esta aldea. Solo un par de cicatrices que pasaban desapercibidas si no las miras con detención y lo suficientemente cerca. Con su mano que no estaba dormida, subió la ropa de Jimin hasta dejar descubierta su rodilla derecha, el inicio de la gran cicatriz estaba ahí.

Miró el rostro dormido de su amigo, años habían pasado de eso y aún no se sabía la respuesta del daño hacia su cuerpo en aquel entonces. Buscaron, siguiendo más hacia el norte de Sudán entre las fronteras de Egipto, pero nunca encontraron pistas, la conclusión que habían sacado era que la madre biológica de Jimin había escapado por un posible maltratador, probablemente su esposo. Pero solo era una teoría, seguía siendo una incógnita sin resolver.