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Cuando el caudal del río Nilo, la arteria principal del continente africano, es turbulento y abundante significa que a pesar del caos habrá un prospero año en el tiempo de cosecha. Jimin permanecía de pié a la orilla del río, lo contempló por minutos mientras el sol se ponía, y solo pudo comparar el río Nilo con el caos que había en su mente. Se preguntaba si lo que mantenía ocupado sus pensamientos en ese instante traería frutos en algún momento.

Siendo el único diferente en ese lugar debido a que fue rescatado cuando era bebé por la esposa del líder de ese pueblo ubicado al norte de Sudán, querer saber de sus raíces no era para nada una sorpresa. Sus padres adoptivos no le ocultaron su origen, todo lo contrario, desde que era un niño pequeño le contaban la bendición que les trajo Alá al ser entregado a sus vidas debido a que ellos, por más que intentaron, nunca lograron concebir un hijo.

La frase que sus padres adoptivos le repitieron un par de veces permanecía en su cabeza mientras escuchaba el agua resonar por la corriente chocando con la orilla. "Si en algún momento quieres ir en busca de respuestas a tu llegada a éste lugar, no dudes en hacerlo".

Miró sus vestimentas holgadas de colores vistosos y con un par de adornos bordados, era invierno pero en ese lugar la temperatura no llegaba a menos de veintisiete grados; se preguntó si la ropa que usó durante todos estos años sería muy diferente a la de su lugar de origen o si haría un poco más de frío para estas fechas. Pero si eran ciertas las deducciones del jefe del pueblo y Egipto fue su antiguo hogar, entonces dudaba que el calor disminuyera siendo que ese país está entre desiertos.

Desvió sus ojos desde sus prendas hasta sus brazos, un tono canela algo dorado pigmentan su piel. Levantó su mano hasta llegar a su cabeza y tomó un pequeño mechón de cabello ondulado, ya estaba algo largo pero aún no se decidía a cortarlo. A veces lo dejaba crecer un poco más de lo normal, para cuando se mirara al espejo tener una noción de cómo se vería su madre biológica, ya que cuando desde niño empezó a crecer y se convirtió en adolescente, la esposa del líder le comentaba el gran parecido que tenía con ella.

Jimin suspiró y miró al horizonte nuevamente, ahora pensando en su madre y lo mucho que le hubiera gustado tener alguna imagen de ella. Pero lo único que pudo obtener desde que era niño fueron descripciones que le revelaron los que alcanzaron a conocer su cadáver cuando la encontraron con él en los brazos. La esposa del líder fue la que le entregó más información, aún estaba viva cuando la conoció. "Su nombre es Jimin, cuídalo por favor" fueron sus últimas palabras pronunciadas con cansancio y una voz suave pero un poco más grave que el de una mujer promedio.

El sonido de pisadas de un gran animal acercándose a sus espaldas fue lo que lo alejó de sus pensamientos, se dio la vuelta y pudo observar a un imponente león aproximándose hacia él. De repente el caos de su mente pareció calmarse a pesar de que una persona normal debería estar asustada. Ni siquiera se inmutó ante la presencia de ese gran felino, porque Jimin no era una persona normal, ninguno de los habitantes que vivían en el continente africano en el año 2860 lo era.

—¿De nuevo evitando tus responsabilidades, hijo del jefe?

El león se acercó más y se abalanzó sobre Jimin, éste habría corrido para evitarlo porque podía correr a velocidades increíblemente rápidas, más que todos los que vivían en esa aldea, pero ya que se trataba de "él", solo se dejó cazar. El impacto contra el suelo no fue para nada un problema, no cuando las garras afiladas se habían convertido en unas grandes y pálidas manos que sostuvieron su cabeza y parte de su cuerpo para amortiguar la caída.

Ya en el suelo, no pasó ningún segundo para que Jimin usara parte de su fuerza para invertir la situación, rodó y esta vez quedó encima del hombre que lo había atrapado. Sus manos se mantienen en los hombros contrarios, haciendo presión para que no pueda levantarse; y mirándolo a los ojos con el ceño fruncido, Jimin expulsa aire con su boca totalmente abierta y mostrando sus colmillos casi inexistentes en su forma humana, pero eran muy amenazantes cuando estaba en su forma animal. El sonido de ese bufido amenazador de un felino solo le sacó una carcajada al hombre pálido bajo suyo.

—Eres tan adorable cuando haces eso en tu forma humana —Yoongi le dijo con una sonrisa y tomó las manos que sostenían sus hombros cuando Jimin aflojó un poco el agarre.

—Y tú eres tan infantil cuando me atacas de esa manera siendo un adulto —la mirada de Jimin se ablandó, pero aún así golpeó el pecho de su mejor amigo de manera suave en forma de reclamo.

De repente todo parecía estar bien, en su mente aún había preguntas sin respuestas, pero qué importaba si su vida en ese lugar era preciosa. Estaba agradecido con la gente que lo rescató, que lo cuidó, crió e integró en ese lugar como si fuera uno más de ellos a pesar de ser diferente. Esto a veces lo hacía pensar que buscar contestación a sus interrogantes no era necesario. Estar lejos de todo lo que amaba y a lo que estaba acostumbrado, para viajar y encontrar una realidad totalmente ajena pero que se suponía que debía ser parte de su verdadera vida, sería muy deprimente para él.

Al menos eso intentó convencerse por años.

Al menos eso intentó convencerse por años

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Desert Rose (YM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora