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TaeHyung llegó veinte minutos después.

Se desinfectó con amonio y alcohol e hizo lo mismo con las bolsas de compras que tenía en las manos, las dejó en la cocina, y fue al baño a lavarse las manos como si tuviera todo el tiempo del mundo.

Fue a colgar su mascarilla y una vez ya limpio de todo lo que haya tocado fuera, fue nuevamente a la cocina a ordenar todo, porque después le daría pereza hacerlo.

—¡JungKook, estoy en casa! —avisó, sin escuchar respuesta. —¿JungKook?

Se acercó a su habitación para ver si todo estaba en orden. Estaba vacío, por lo que frunció el ceño.

De pura suerte, miró la luz prendida por debajo de la puerta del cuarto de stream, así que sonrió al por fin encontrar a su novio y se acercó para saludarlo.

Antes de abrir tocó la puerta y se asomó un poco, borrando su sonrisa casi al instante y corriendo hasta el cuerpo tendido en el suelo.

—¡JungKook! —lo zarandeó. Sus ojos se cristalizaron al ver el charco de sangre que se había formado. —¡JungKook, despierta! Mierda.

Miró la computadora un momento, JungKook estaba en stream y el chat estaba que explotaba de preocupación.

—¡¿Cuánto tiempo lleva así?! —no esperó una respuesta y salió corriendo del cuarto, en busca de su celular.

Llamó al hospital más cercano, dio los datos correspondientes, y cuando pensó que ya estaba bien, le hicieron una pregunta que lo dejó algo ido.

—¿Tiene pulso?

—¿P-por qué lo pregunta?

—Anda, tómale el pulso, te diré qué hacer. La ambulancia ya está en camino pero si no haces algo el paciente va a morir desangrado.

TaeHyung volvió a correr a la habitación y se arrodilló a la altura del cuerpo de su novio, rápidamente poniendo dos de sus dedos en su cuello para ver si sentía su pulso.

Tragó saliva.

—N-no siento nada.

—Intenta de nuevo, anda, en el cuello, a la altura de la sien. O en la muñeca, en la arteria. Vamos, concéntrate.

Volvió a presionar dos de sus dedos, esperando sentir algo esa vez. Soltó un suspiro de alivio cuando sintió su pulso.

—Sí tiene... Sí t-tiene...

—De acuerdo, ahora vas a cortar lo que sea que le cubra el abdomen y vas a buscar la herida para que hagas presión e intentar detenera hemorragia. Intenta usar una tela o algún polo, pero que esté limpio para que no se infecte.

Tomó la navaja que descansaba sobre el escritorio y rasgó el polo hasta dejar su torso desnudo.

Usó su mismo polo para hacer presión sobre la herida que ya tenía ubicada, soltando un suspiro tembloroso.

—¿Cuánto tiempo lleva desangrándose?

—¿Cuánto tiempo va así? —repite la pregunta, esperando que alguien en el chat lo dijera.

CHAT.

-La puta madre no sé, unos treinta minutos.

-ALGO MÁS DE VIENTE MINUTOS NO SÉ

-taehyung dime q el kuko va a estar bien

-SORETE ATRACADO RESISTE DALE VOS PODÉS

-ALGO DE VEINTICINCO MINUTOD

—C-casi treinta minutos. —responde, leyendo el chat, mientras sorbía su nariz. —¿V-va a estar b-bien?

—No te voy a mentir, no creo que llegue al hospital. Pero hay que mantener las esperanzas, ¿bien?

TaeHyung dejó caer el celular y rompió en llanto, abrazando el cuerpo inconsciente del menor y escondiendo su rostro en su cuello, el cual ahogaba los lastimeros sollozos que soltaba.

—J-JungKook, JungKook n-no me dejes... T-te prometo que... Te d-dejaré comer helado en el desa-desayuno y... N-no dejaré tus cosas fu-fuera de su lugar... No v-voy a decirte n-nada si te quedas jugando hasta tarde, p-pero no me dejes, p-por favor.

Diez millones. Diez millones de personas yacían en el directo, viendo cómo TaeHyung se lamentaba de haber salido ese día, de cómo se disculpaba una y otra vez y de cómo prometía cosas solo para que Kook despertara o le diera alguna señal de que estaba bien.

Y las diez millones de personas dejaron de escribir en el chat, por respeto a la privacidad que TaeHyung merecía en ese momento.

—T-TaeHyung...

El mayor alzó la mirada, encontrándose con la de su novio, quien intentaba abrazarlo de igual manera, sin lograr demasiado.

—N-no hagas esfuerzo, q-quédate así...

—T-TaeHyung, n-no... No m-me quiero morir...

—No t-te vas a morir, amor... E-estás bien... Estás b-bien... Ya viene l-la ayuda, ¿si? N-no cierres los o-ojos.

—T-te amo.

—Y-yo más, yo más.

—¿T-te quieres... Casar c-conmigo?

Tae sonrió y soltó una risa en un sollozo, haciendo que JungKook sonriera un poco también.

—Y-yo... Iba a p-pedirtelo en nuestro a-aniversario... —comenta Koo. —T-te iba a llevar a... A la c-costa verde y te lo iba a p-pedir en el atardecer... M-me iba a arrodillar y t-todo.

—S-sí me quiero casar contigo, J-JungKookie. Pero v-vas a estar de pie, e-en un maldito a-altar y v-vas a estar bien.

Jeon rio y negó un poco.

—T-te amo.

El corazón de JungKook dejó de latir a las cuatro treinta y uno de la tarde.

Fin.

Kim&Jeon ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora