Resiliencia

I

*6 meses antes de los sucesos de Forest Hills*

Suena el despertador.

En un día normal y corriente lo habría ignorado, apagado o incluso interiorizado en algún sueño para poder seguir durmiendo mientras escucho el sonido del fuego que tanto me relaja. 

Sin embargo hoy era un día especial, y yo esperaba ansioso ese sonido que me indiciaría el comienzo de una nueva etapa en mi vida.

Hoy se acababa oficialmente el verano y sin embargo era la primera vez que no me importaba. Tras años de esfuerzo por fin entraría en la universidad de Sami.

*Dos meses después de los sucesos de Forest Hills*

Quien me diría que después de un año que en vez de estar estudiando para mis exámenes finales estaría así. 

Solamente recuerdo el malestar repentino de los pasajeros. Todos empezaron a levantarse alterados, se empezaron a escuchar rumores y creció desorden en general, aunque nadie sabía a ciencia cierta que estaba pasando.

No recuerdo el golpe

Veo borroso, noto que mis tímpanos van a reventar; el pitido es extremadamente insoportable, me arde la pierna y me duele muchísimo el costado derecho. 

Ahora lo entiendo, tengo a un señor encima, probablemente esté muerto, probablemente todos estén muertos. Pete haz algo, tienes que salir de aquí.

Intento sacármelo de encima.

Me arde todo.

Intento hacer más fuerza.

Me voy a desmayar.

Consigo incorporarme y apartar al hombre que tengo encima. Efectivamente está muerto, más que muerto,  algún hierro le amputó las dos piernas en el accidente. Los asientos que tengo al lado están cubiertos de sangre.

Vomito, todo me da vueltas, sigo sin recordar bien que acaba de pasar. 

Necesito salir de aquí y pedir ayuda. No puedo respirar y no encuentro ninguna salida porque el vagón está volcado. No me queda otra que intentar salir por la ventana rota que tengo encima.

Se empiezan a escuchar gritos de desesperación acompañados de un fuerte olor a humo, algo está pasando en el vagón contiguo pero no puedo verlo, las puertas quedaron completamente bloqueadas.

De forma rápida aguanto el dolor y apoyo la pierna en uno de los reposabrazos de un asiento. Empiezo a sentir un dolor agudo, es insoportable. Me levanto el pantalón y veo un moratón considerable rodeado de algunas heridas y cortes. Nada grave a simple vista, tengo que seguir.

Hago un segundo intento fallido. Me estoy agobiando muchísimo, el vagón en mi mente comienza a hacerse más pequeño, no puedo pensar con claridad, esto me supera. Me falta demasiado el aire.

Tercer intento, logro apoyar la pierna y no puedo fallar de nuevo asique aguanto el dolor con todas mis fuerzas y me impulso. Agarro con éxito el otro reposabrazos. Solo queda subir un poco el brazo y agarrar el borde de la ventana. 

Tú puedes Pete, 1, 2, JODER! el cristal roto de la ventana me hace ver las estrellas. No puedo volver a caer, me quedaría sin fuerzas para salir. Dejo mi mano clavada en el cristal, no puedo fallar, no ahora, ya casi estoy.

Consigo salir e incorporarme en la pared del tren que ahora hace de techo. El panorama es desolador. El vagón de al lado está ardiendo y el que seguramente sea el del maquinista está unos metros por delante, volcado también.

Bajo como puedo del tren. Tengo que saltar y aunque la hierba que hay debajo es bastante alta mi pierna se resiente. Es probable que tenga algo roto. 

Comienzo a andar tambaleándome y el mareo no se va. Siento toda la cara pálida y tengo frío, no asimilo lo que acaba de pasar y siento una necesidad incondicional de derrumbarme. Ya no se oyen gritos, nada, me encuentro en un vacío interrumpido únicamente por el crepitar del fuego. Y se que a partir de hoy ese sonido que tanta paz me daba ahora solamente me producirá escalofríos.

Consigo acercarme al primer vagón.

Dentro está el maquinista. Lo veo y al principio pienso que son quemaduras o heridas. Pero no. Claramente no. Ya entiendo que ha pasado y ahora tendrán que darle la razón a los frikis como yo que ya lo llevaban diciendo 2 meses.

Ya están aquí. 

Me cago en la puta.