III

8 1 0
                                    

No distingo de dónde vienen los gritos pero sin duda es ella. Estaba en mi clase y la había escuchado hablar varias veces. 

-¡GWEN!- Grito sin saber a donde mirar.

- ¡Estoy aquí, no puedo moverme!- me grita desde desde lo que parecen ser los restos del cuarto vagón. Veo su mano alzada e intuyo que seguramente tenga algo encima.

Me dirijo hacia allí, aún con dolor en la pierna, y me la encuentro bajo un montón de escombros.

-Tranquila voy a intentar sacarte- le digo aliviado al confirmar que no estoy solo.

Entre los dos pudimos quitar los escombros que la tapaban y la ayudé a incorporarse.

-¿Estás bien? ¿Te duele algo?- le pregunto preocupado.

- Si, creo que dentro de lo que cabe estoy bien. ¿Qué ha pasado? - me dice desorientada mientras se sacudía polvo de la americana que llevaba puesta. 

- Estás al día con lo de Forest Hills?

- Más o menos.

- Pues el maquinista mientras conducía se covirtió.

- Y por qué ahora? Ya llevamos unos meses con la vacuna en Sami, por que pasa aún ahora?

- No te estoy entendiendo- le digo confundido.

- Por lo que escuché la vacuna y el virus son incompatibles y juntarlo es lo que causa esto, pero por qué en Sami no pasó nada de esto? Llevamos meses de vacunación, por qué hasta que no pasó lo de Allan aquí tampoco pasó nada?

Me quedo pensando en lo que dijo y tiene razón, algo no cuad...

- Por cierto, eres?- Me pregunta Gwen.

- Eh?

- Que como te llamas.

- Ah, oh, Pet... Peter. Estoy en tu clase.

- No me suena tu cara, pero en fin, que coño hacemos?

- Confía en mi, no podemos quedarnos esperando a que alguien nos rescate, si el maquinista se convirtió seguramente muchos más por todo el país lo han hecho. Tenemos que ver dónde estamos y empezar a andar hasta lleg...

- ¿Por qué se convirtió el maquinista?- todos los vacunados están en los hospitales militares.

- No lo sé, no obedecería, algún vacunado de los hospitales se escapó, se subió al tren y lo infectó, hay muchas opciones. Pero que más da eso? Tenemos que llegar a mi casa en Vaughan e ir buscar a mi tía.

- No tengo mi móvil, déjamelo, necesito llamar a mi familia.

- Joder Gwen me puedes escuchar?

- NECESITO LLAMAR A MI FAMILIA

- Nadie te va a coger, ya lo he intentado, a emergencias, a mi tía, a Harry y ninguna respuesta. Ni rastro de nadie.

- Dame tu móvil.

Joder vaya tía más terca

- Toma mi móvil y acaba dándome la razón.- Gwen llama una vez, otra, nadie le coge. -Te lo dije, y ahora escúchame. Vaughan está a 50 minutos en tren de Sami y en maps pone que andando sólo tardaríamos 3 horas en llegar.

- Voy a volver a Sami- me dice decidida.

- Son las 20.17, podemos llegar a Vaughan, pero no a Sami, tardaríamos 9h.

- No sé que le puede estar pasando a mi padre y a mi hermana, no puedo ir a ningún sitio contigo- me dice.

- Ni yo andar toda la noche con una pierna probablemente rota. Me voy a ir y te vas a quedar sin móvil, no vas a poder orientarte.

Finalmente Gwen entró en razón y empezamos a andar siguiendo la vía del tren. Actualmente nos encontramos en pleno monte, pero con andarmedia hora podremos bajar hasta una carretera general y ya seguir las indicaciones hasta Vaughan.

Pasaron 15 minutos y no me puedo creer que pasase tan poco, me arde la pierna.

Empiezo a ver algunas casas solitarias e inconscientemente me alivia un poco, me siento menos perdido, más unido a nuestro mundo.

- Pete. Escucha.

- Que pasa?

- Shhh, me refiero a que escuches.

- No oigo nada.

Seguimos andando pero a ritmo lento intentando hacer esfuerzo por escuchar algo.

- Gwen no te rayes, sigue andando, no creo que sea... mierda.

Empezamos a correr, la adrenalina hace que olvide por completo la molestia en la pierna, estaba muy cerca, demasiado. Ese zombie salido de los árboles estuvo a nada de cogernos.

No sabía que serían tan rápidos, me empiezo a agobiar, no para de correr, parece que no se cansan, tiene resistencia ilimitada.

- ¡¿Gwen, que hacemos?!

- Esa casa azul, tenemos que entrar ahí- me dice sin detener el ritmo.

- ¡¿Como coño puedes correr con esas botas?!

- ¡¿Y tú por qué te fijas ahora en eso?!

Nos desviamos de las vías del tren y empezamos a bajar una colina dirigiendonos a la casa que más cerca estaba. La cuesta está muy inclinada, pero no paramos de correr, no hay tiempo para analizar nuestros pasos y como robots seguimos bajando, rezando para que nuestro instinto no falle y no caernos.

- La casa no tiene cierre, no hay forma de refugiarse de ese bicho, sólo entrando en ella.- le digo mientras seguimos corriendo.

El infectado tropieza y cae por la colina rodando. Son rápidos, pero muy torpes.

- Va a estar cerrada

- O no

Por fin llegamos a la casa y efectivamente está cerrada. Piensa Pete.

- ¡No hay forma de entrar! MIERDA

Gwen coge una piedra para romper la ventana. El infectado nuevamente incorporado está apunto de alcanzarnos. Escucho sus gritos. Escucho el desagradable traqueteo de sus dientes.

No hay tiempo, Gwen levanta la piedra, va a golpear la ventana. 

No hay tiempo. 

En un instinto le saco la piedra de la mano y me giro. Tengo al bicho justo en frente de mi cara.

Muevo el brazo de forma mecánica, intentando sacar toda la rabia que tenía dentro. 

Le doy otro golpe, otro y otro. Todos a la cabeza. Escucho como se revienta su cráneo. Me salpica por todas partes. Lo golpeo hasta asegurarme de que no necesita más.

- JODER, lo acabas de desfigurar.

Suspiro

Suspiro otra vez

- Jódete puto bicho asqueroso.




ResilienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora