Parte sin título 4

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3.

Una helada ráfaga de aire entra por la ventana de mi habitación haciendo que me despierte para buscar calor… Tomo un grueso pero a  la vez suave manta que me había cocido mi madre cuando estaba pequeña… Acá en este pueblo  una manta para pasar el frio vale tanto como un par de meses de comida. Recuerdo cuando mi madre llego contenta a la casa, se metió en mi pequeño cuarto y me dijo que cerrara los ojos, por supuesto ella tenía una sonrisa que casi le abarcaba toda su preciosa cara, le seguí el juego y cerré los ojos, cuando me dijo –ábrelos-, abrí mis ojos tan rápido como pude, y me encuentro  con una mantita color gris, la abrace como por veinte minutos ya que le estaba pidiendo una manta desde hace mucho.

Escucho la puerta de madera que mi padre construyó abrirse y entra Erick.

-¿Cómo sigues?- Dice Erick sentándose a un lado de la cama.

-Tengo miedo- respondo cubriéndome hasta la barbilla con la manta que mi madre me había regalado.

-¿Miedo a que?- Dice Erick quitándome la manta y colocándola a un lado.

-Sabes que me mataran… Nadie le puede hablar así a Selestine.

-No pasara nada, si en verdad te fuesen querido matar ya lo fuesen hecho desde hace rato-Añade Erick dándome un beso en la frente.

Erick se retira de la habitación,  y me quedo totalmente sola.

Me levanto para cerrar la ventana porque si no es así me congelo totalmente, me quedo mirando un rato por la venta y nuestra cabra  Laddy se asoma de repente por la ventana pegándome un susto de horror.

-No pasaras de noche buena-Le murmuro a la cabrita sobándole su hermoso pelaje blanco.

Veo el cielo que está totalmente despejado de nubes, cosa que es muy rara porque por lo habitual siempre llueve… Según el reloj son más de las seis y media y el sol ya se está escondiendo… Me dirijo a la cocina y ni rastro de que Erick allá estado por aquí… Saco velas y las empiezo a encender y las coloco en lugares específicos para que la cocina quede iluminada.

-Ho Erick, ¿Dónde te has metido?- le pregunto al verlo atravesar la puerta trasera…

-Solo buscaba la leña para la cena- Responde con una risa torcida.

Solo asiento y me doy vuelta para pensar lo que vamos a cocinar hoy.

-No será necesario gastar comida Sujei-Añade Erick… He casado tres ardillas que husmeaban por acá cerca.

Doy unos pequeños pasos y coloco los pies de puntitas para darle un pequeño y húmedo beso en la frente. Tomo las ardillas  y cuando las coloco en la pequeña pero linda mesa que      Erick construyó, una de las ardillas la más grande pego un salto.

Queda horrorizada del miedo, solté las tres ardillas y la que seguía viva empezó a correr en el suelo… Yo me subí en la mesa mientras que Erick muy furioso estaba en cuatro patas tratando de atrapar la ardilla que se movía de un lado al otro tan rápidamente que era difícil seguirla con la mirada.

-Mátala Erick, ¡MATALA!-Le gritaba una y otra vez a Erick.

Un cuchillo que atravesó el frágil y peludo cuerpo de la ardilla haciendo que el animal empiece a soltar gemidos, hasta que ya por fin murió…

-Para la próxima asegúrate de matar bien a tus animales-Le digo a Erick mientras me bajo torpemente de la mesa.

Erick no puede  aguantar la risa, lo acompaño en la risa mientras que yo recojo las ardillas que están en el suelo muertas. Tomo un cuchillo y las muevo para asegurarme que aún no este vivas. No, no lo están. Así que las tomo por su larga y peluda cola color marrón claro y las coloco en una bandeja para empezar a quitarle la piel una por una. Luego que las montamos  y las comimos quedamos tan cansados que decidimos irnos a la cama…

Me coloco la bata de dormir que era de mi madre, aunque está llena de agujeros aun sirve para cubrir mis senos y otras parte que no son necesarias nombrar.

Me recuesto en la cama mirando a Erick… La luna se reflejaba en sus hermosos ojos. En cuestión de minutos ya estoy totalmente dormida.

Unos golpes fuertes y contantes azotaban la puerta principal.

-¿Quién es?-Pregunto a pocos centímetros de la puerta.

Un fuerte golpe hace que me caiga hacia atrás con la mitad de la puerta encima de mí.

Cuando me logro estabilizar es veo a alguien acercarse… Es Selestine… Dos hombres me toman de los brazos tan fuertes que en seguida los dolores de músculos son insoportables. Me llevan hacia afuera a rastres mientras que empiezo a gritar el nombre de Erick pero no viene a mi rescate.

Cuando empezamos a salir de la casa veo a la muchedumbre más grande de mi vida… Personas reunidas a las afuera de mi casa con maderas encendidas con fuego, palos, y tridentes… Todos me abuchaban mi nombre, podía ver el odio en sus ojos. No entendía nada.

Podía ver a Selestine, a Aron y a la rubia  en la esquina, mientras que los hombres vestidos de negro que me cogían de las manos muy fuertemente me empezaron a amarrar a un palo de madera muy grueso. Me quede callada porque sé que ya era demasiado tarde, me mataran por haberle gritado a Selestine. Muchas personas de la muchedumbre me tiran las maderas golpeándome tan fuerte que en el instante tengo grandes heridas que sueltan sangre sin parar, aunque lo hacen con doble intención, me tiran las maderas para pegarme y a la misma vez para que sirvan de leña cuando enciendan el fuego que me va hacer arder.

Un hombre con capucha sale de la muchedumbre con un frasco que parece ser combustible inflamable y en su otra mano una antorcha… Mientras que se acercaba me parecía cada vez más conocido… Cuando llego hasta el frente de mí y pone su embace de combustible en el suelo para quitarse la capucha me doy cuenta de algo tan horrible que me paraliza el corazón.

El que se acercaba para quemarme, el chico de la capucha es Erick, mi hermano…

Suelto un grito ahogado que me deja sin aire en pocos minutos, y me doy cuenta que todo era una horrible pesadilla… Me levanto tan rápido como puedo y veo a Erick que me mira desde su cama totalmente horrorizado y sin palabras, veo que la fina tela de mi cama esta tan sudada como lo está mi espalda.

-¿Qué ha pasado?-Pregunta Erick angustiado.

-Solo una pesadilla- afirmo.

En busca de mi alma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora