13 de abril del 85 d. S.
Edificio secundario de Valhalla Corp. (Sector 3)
¿Por qué tenía que sonreír de esa manera? Reed no podía entenderlo. Lo que había pasado y lo que podría haber pasado, no tenía ni pizca de gracia. Volvió a estremecerse, aunque no tanto de frío sino de inquietud. El vampiro tenía esa clase de sonrisa perfecta e incluso infantil que podría llegar a engañar a cualquiera, pero sabiendo lo que era... resultaba aterradora, porque uno no sabía qué esperar de que sonriera así.
De vez en cuando lo volvía a mirar de reojo, al notar como se movía, era inevitable, pero en la medida de lo posible trataba de seguir huyendo de su mirada.
—No tengo la más remota idea de quién eres, solo seguía órdenes —seguro que los que estaban por encima de él sí lo sabían, así que no podía jurar que no era personal, pero en su caso... no, no lo era.
Reed era un cerebro pensante pero no un jefe. Si estaba en esas alcantarillas, formando parte del intento de atentado, era porque de su sector era quien mejor sabía cómo manipular e instalar los explosivos. No porque le gustaran, sino porque era lo que su ya difunto padre le había estado enseñando desde pequeño.
El padre de Reed fue un hombre obsesionado —después del sanguinario asesinato de su esposa— con fabricar un explosivo capaz de reventar aquellas cúpulas que los mantenía a todos encerrados, y demostrar que el sol abrasador era una invención de los vampiros. Una idea por la que muchos tachaban a Humanos Primero de paranoicos de la conspiración, pero que entre la organización estaba muy extendida. Cuando se dio cuenta de que estaba pensando en su padre procuró dejar de hacerlo, pero era realmente difícil.
Se acariciaba las muñecas doloridas, al borde del sangrado. No se había movido porque por supuesto dudaba del amable ofrecimiento de comida y agua, pero la necesidad pudo a cualquier otra cosa y finalmente se puso en pie, caminando despacio hacia la mesa. Se notaba que le costaba dar cada paso, pero era capaz de mantenerse en pie.
Svar permaneció dando vueltas por la sala mirando al mortal sin llegar a acercarse, dándole su espacio.
Reed sirvió el vaso de agua y en cuanto esta pasó por su garganta prácticamente gimió, por lo bajo, aliviado. Estaba muy fría en contraste al calor que tenía y eso resultó agradable.
—Yo, n-no... no sabía lo de los humanos... —tragó pesado, ya sin que le doliera.
Lo había sospechado, que habría algunos humanos, pero no que casi todos lo fueran. Ya de por sí le parecía mal hacer estallar por los aires como si nada a un montón de vampiros, y el nuevo planteamiento era mucho peor. Sin embargo, uno dentro de la organización no podía cuestionar las decisiones de más arriba, pensara lo que pensara, era lo que les habían inculcado.
Aunque su cuerpo necesitaba comida en aquel momento también sentía el estómago tan cerrado que probablemente cualquier cosa que intentara comer la acabaría echando de nuevo. Así que la dejó estar, y optó por volver a sentarse, con la cabeza aún más gacha.
Sentado podía encogerse y se sentía un poco menos expuesto, no solo por el torso, sino porque se dio cuenta de que el pantalón le estaba apretando. Su cuerpo estaba reaccionando de una forma incoherente, cada vez que el vampiro le hablaba sentía más calor.
—Escogimos esa celebración por su repercusión mediática, y porque... tenemos los planos de tu edificio —pues sí, acababa de decidir que iba a contarle eso. No quería perjudicar a los suyos, pero se arrepentía de aquel intento de atentado.
Svar entrecerró los ojos mirando al chico. Como si estuviera volviendo a intentar leer sus pensamientos pero estos le fueran difíciles de comprender.
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Ciudad de Cristal Carmesí
VampireEl cambio climático, las guerras nucleares, la contaminación, las erupciones solares, en realidad pudo haber muchas razones que carecen de importancia en estos momentos, lo realmente relevante fueron las consecuencias. *** El sol hizo imposible la v...