13 de abril del 85 d. S.
Edificio secundario de Valhalla Corp. (Sector 3)
El vampiro se quedó inmóvil sobre su regazo, observando a Reed pero sin dejar de mantener esa expresión casi cálida para el mortal, esperando paciente porque sabía que lo que le había propuesto para su mente era una bomba de relojería y aunque apremiarle podía beneficiarle, quería aquello...
Quería ver la duda en los ojos azules de ese chico, ver el anhelo, contemplar cómo lo dejaba todo para entregarse a él, aunque no supiera lo que estaba diciendo o lo que aquello implicara realmente...
Así que esperó. Tenía mucho tiempo después de todo... ¿Por qué no esperaría incluso horas?
Pero Reed no se hizo esperar tanto después de todo y había pronunciado las palabras mágicas.
"Llévame contigo, Svar"
Unas palabras tan sencillas, tan sonoras, tan vinculantes...
Svar sonrió al escuchar ese hilillo de voz. Tal vez un humano ni si quiera le habría escuchado, pero era suficiente para sus oídos inmortales.
—Buen chico...—Susurró cuando vio la forma en la que apartaba sus brazos. La forma en la que se rendía ante él.
Un torso perfecto, decorado con pecas que descubrió se le antojaban. Estiró su cuello para besar en la zona que quedaba entre el ombligo del chico y su pantalón y después alzó la mirada.
—Parece que lo más urgente que necesita tu cuerpo está aquí... ¿No? —Y tras esa sonrisa traviesa y un movimiento ligero de su cabeza hacia un lado... Bajó la mirada.
A muchos les daría pavor algo como eso... ¿Quién dejaría que un vampiro se encargara de una zona tan sensible cuando podría arrancártela de cuajo? Pero era todo un honor, desde luego. Los vampiros no solían ir chupando pollas por ahí, a menos que fuera entre vampiros.
Con delicadeza, bajó el pantalón del chico y sus ojos brillaron al ver liberada esa dureza tímida, tan pálida y rosada como el resto de su cuerpo.
Sonrió y se inclinó, lamiendo la punta y deleitándose con ese calor. Era lo mejor de los humanos, el calor que desprendían.
—A-ah... — Gimió el humano, dando un pequeño respingo al sentir esa lengua fría y mojada por su sensibilidad, que palpitó con fuerza solo por eso. Aquello era una completa locura, en todos los sentidos. —Ah, a-ah, aaah... — Volvió a gemir Reed, se mordió los labios y los apretó, tratando de no hacer ruido mientras cerraba los ojos con fuerza. Una lágrima le cayó a través de la mejilla, y ni él podía saber bien si de alivio o frustración. Estaba claro que no podía mirar lo que estaba pasando, pero tampoco quería que se detuviera.
—Sí... veo que me necesitas mucho aquí...—Fueron las últimas palabras que dijo el vampiro antes de dejar que sus labios envolvieran ese miembro para deslizarse por él y meterlo entero en su boca.
En ocasiones Svar tenía la sensación de que un vampiro no solo podía alimentarse de sangre. Era la vida, en esencia... Y el calor que desprendía el miembro del chico se le antojó la personificación de la misma vida entre sus labios.
Podía escuchar sus gemidos mientras se movía de arriba y abajo casi con devoción. Aunque no le mirara, podía notar cómo Reed se esforzaba por cerrar sus ojos, presionar sus labios. Era delicioso... El bombear de la sangre en su falo le estaba volviendo loco. El olor dulzón era tan intenso que el inmortal creyó que podía embriagarse con él...
Percibir todas esas sensaciones tan confusas en Reed... Estaba excitado, disfrutando, y aterrado... entendía que no era la posición más cómoda del mundo. El lugar era frío, una silla incómoda. Llevaba días encerrado sin comer ni beber especialmente, la higiene tampoco era una maravilla...
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Ciudad de Cristal Carmesí
VampireEl cambio climático, las guerras nucleares, la contaminación, las erupciones solares, en realidad pudo haber muchas razones que carecen de importancia en estos momentos, lo realmente relevante fueron las consecuencias. *** El sol hizo imposible la v...