Prólogo

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Perspectiva de Alex (el guardaespaldas)


Me quedé mirando la fotografía de la chica. A la hora de la verdad, era muy bonita; algo gorda, pero bonita. En la fotografía, la chica se veía feliz, sus ojos café destellando alegría por doquier.

Me daban náuseas mirar tanta felicidad en una foto.

- Soldado Krasnov- la voz del general me sacó de mi concentración en la foto- esta es una misión muy importante, hablamos de la hija de un diplomático argentino, custodiada por un sólo hombre- me señaló- usted.

- Si señor, lo comprendo, además de que la chica no sabe en lo que trabaja su padre, así que no debo levantar sospechas- dije recitando lo que me habían dicho hace unos días, cuando me dieron la misión.

- Exacto soldado. Ya sabe la ubicación de su vivienda. Cuatrocientos metros al sur de la residencia del secretario y su hija. Está escondida entre el bosque, así que no levantará sospechas. Y... ya sabe soldado, confío en usted- dijo el general con voz autoritaria.

- Muy bien señor- me despedí del general y caminé hacia mi casa, una pequeña vivienda hecha de ladrillos pintados de blanco. Tenía un sofá verde y una mesa cuadrada de madera con dos sillas, una estufa, una nevera y una encimera de mármol negro. En mi habitación había una pequeña cama, un escritorio con un computador y un televisor viejo.

Me puse a revisar los expedientes que me habían dado acerca de la chica, y memoricé lo más importante acerca de ella.

Anne Steven. Diecisiete años. 1,54m de altura, 52 kg, tipo de sangre B+, alérgica al jamón y al orégano, demasiado inocente y nada ágil físicamente.

Esta iba a ser una ardua tarea.

Me habían dado acceso a la las cámaras del aeropuerto de Moscú, además de un equipo regado por todo el recinto, para asegurarme de que, nisiquera en el corto trayecto de la sala de abordaje al auto, la secuestraran o algo así. Me puse a observar a Anne mientras bajaba del avión y cogía sus maletas. Después de eso se encontró con el imbécil de su hermanastro y con su hermanastra.

El chico se llamaba Sergey, y me caía mal principalmente porque él había sido partidario de ocultarle el trabajo de su padre a Anne. ¿Cómo se atrevía? Ella tenía derecho a saber la verdad, todos teníamos ese derecho.

Anne se montó al auto y yo suspiré, completamente aliviado. Al menos en el aeropuerto, nada había pasado.

- Escuadrón 44- dije por el radio- misión cumplida, retírense.

- Muy bien, sargento- me respondió una voz por el radio.

Genial, al menos por hoy, la chica estaba bien.

Y no sabía por qué, había hecho eso solamente pensando en su seguridad, más que en la misión, en ella.

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Holaaa

Quiero decirles que en unos días voy a estar montando los tres primeros caps de la historia ;-)

Voten y comenten.

Gracias por leer!!♥♥♥

Mi amor, mi guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora