El diario de Andrew

1. Azul.

Andrew 17 de Mayo del 2018

Uno siempre sabe que las amistades no siempre duran para siempre, que el cliché de los mejores amigos en algún momento se rompe o el destino los fuerza a separarse por razones usualmente tontas. Sin embargo mi amistad con Lilian era totalmente diferente, éramos amigos desde que nos conocimos en la primaria, desde que ella me quito mi crayón color azul porque se había terminado el suyo y "su cielo no podía ser de otro color" aun tengo recuerdos vagos de aquella discusión que tuvimos por la custodia de ese crayón azul. 

Habían pasado casi 7 años desde que eso paso y a pesar de que nuestra amistad había empezado por una discusión, nos habíamos vuelto muy cercanos. Con el pasar del tiempo nos percatamos que con respecto a gustos teníamos unos muy parecidos y de que normalmente podíamos hablar de cualquier tema, incluso de los sexuales porque ser adolescentes hormonales nos causaba una curiosidad muy grande. 

Lilian era la chica mas eufórica que había conocido, tenia una habilidad increíble para expresar sus emociones y también para ocultarlas, tenías que conocerla muy bien para notar cuando fingía felicidad o emoción, tarde un par de años en descubrir eso en ella. Por otro lado, físicamente no encajaba del todo en el estándar de belleza de la sociedad, pero como ella siempre decía "me importa un carajo si encajo o no" pero a los ojos de muchos chicos, ella era bonita, simpática e inteligente. Lilian es de las típicas chicas que se preocupa por sus calificaciones y a pesar de que ella insistía en que "sus notas no la definían como persona" siempre terminaba tranquilizándola cuando bajaba su promedio alto, creo que esa parte de ella se desarrollo en base a la presión familiar, una historia muy larga para contar. 

......

- ¡Andrew llegaremos tarde! - grite evidentemente cansada, solo a nosotros se nos ocurría ayudar a unos gatitos de camino a la secundaria, era nuestro primer día de nuestro último año y lo estábamos empezando de la manera mas fatal posible. - olvídalo. No, me rindo, ya no puedo ya no. - dramatise mientras me detenía en medio de la acera tratando de respirar, habíamos corrido demasiado y no estábamos del todo cerca a la escuela.

- Pero... ¡Lilian por dios rápido! - grito el regresando hacia donde yo estaba. - te dije que hicieras ejercicio. - comento el chico ayudando a levantarme de la acera, si, me había sentando en la acera sin esperanzas de llegar a tiempo.

- vete, llega sin mi, ya no puedo, siento que voy a desmayarme o a vomitar mi desayuno, dios que horror, no vuelvo a correr así en mi vida. - exclame caminando lentamente al lado de un Andrew evidentemente preocupado por mi estado físico. 

- mierda. - exclamo después de un largo silencio. Me gire a el esperando alguna explicación, pues por su tono de voz deduje que algo andaba mal. - me vas a matar - murmuro el deteniéndose y buscando en su mochila. Levante una ceja sin entender absolutamente nada de lo que estaba pasando, sin embargo después de unos minutos entendí.

- no me jodas. - murmure evidentemente molesta.

- perdón perdón, olvide que traía dinero de mas y-yo...

- ¡PUDIMOS HABER TOMADO UN TAXI Y AHORRADO TODO ESE CANSANCIO FÍSICO! - grite señalando el dinero extra en sus manos.
Les daré una explicación rápida, cuando terminamos de ayudar a un gatito a salir de un agujero en el parque ya era muy tarde para tomar el bus que nos llevaba a la escuela. Teníamos 2 opciones, tomar un taxi o ir corriendo pues según Andrew la distancia no era mucha. No teníamos dinero suficiente para el taxi, así que Andrew insistió en ir corriendo con la excusa de que la escuela estaba literalmente cerca.

- lo siento, lo siento, dejemos eso ya y tomemos un taxi.

- no puedo creer que no revisaras bien los bolsillos de tu mochila, tengo unas ganas muy grandes de golpearte. - murmuré a su lado mientras peinaba mi cabello en una coleta-