3. Secretos

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Andrew 16 de junio 2018
Todos tenemos secretos, algunos más oscuros que los otros. Yo tenía demasiados más de los que a Lilian le gustaría saber. Lilian era una de esa clase de personas que eran extremadamente confiables y comprensibles, aún más conmigo. Podría decirle que asesine a alguien y ella simplemente se limitaría a decir "de acuerdo, debes haber tenido una buena razón. ¿Dónde escondemos el cuerpo?" Esa era Lilian. No juzgaba y mientras tú le contabas tus más oscuros secretos ella trataba de comprender tus razones, de ser asertiva. Pero eso no quitaba el hecho de que si tú estabas haciendo algo realmente malo ella te lo diría de inmediato. De alguna manera, Lilian encontraba el balance perfecto para esas situaciones. Ella sabía tantos secretos míos como yo los de ella y de hecho nos habíamos jurado que en los más trágicos escenarios, si uno moría antes que el otro o uno estaba a punto se ser descubierto por sus padres teníamos el derecho de coger esas cosas que contenían información que nuestra familia no debía saber. Habíamos sido tan firmes en eso que hasta nuestras familias sabían de eso, teníamos el total derecho de entrar a buscar a nuestras habitaciones aquellas cosas secretas y privadas. En el caso de Lilian, su teléfono, su laptop, sus libros de +21 y una especie de agenda en donde ella escribía poemas muy intensos. En mi caso, mi teléfono y mi diario, sí, esta cosa en dónde estoy escribiendo, porque a pesar de que hayan cosas escritas aquí que no quisiera que Lilian supiera, confiaba plenamente en que ella entendería las razones del porque a veces le ocultaba algunos secretos. Espero que en algún momento pueda contarle esos secretos de los que me siento inseguro y también pedirle perdón por no contarlo antes.

(......)

Si de guardar secretos se trataba, Andrew era el indicado.

Mi madre era muy comprensiva pero a la vez muy estricta, quiero pensar que las prohibiciones que me ponía eran por sus propios traumas y porque no quería que me pasara lo mismo, sin embargo solía romper aquellas reglas y una en especial.

- Nada de novios

Sí, mi madre era esa clase de madre estricta, aquella regla vivía en mi mente desde los diez años. Debo confesar que en un principio me la había tomado muy en serio, pero mientras iba creciendo veía esas relaciones de secundaria, los besuqueos por las zonas mas oscuras de la escuela y por supuesto, el típico "me gustas" de parte de algún chico con el que solo había cruzado palabras un par de veces. Cosas por el estilo, Andrew siempre estaba a mi lado por lo que el al ver este tipo de escenarios conmigo incluida, dejaba su curiosidad de lado y activaba su modo sobreprotector. Cada que yo hacia un nuevo amigo habían dos posibilidades, que sigamos siendo muy buenos amigos o que simplemente haya usado la fachada de amigo para acercarse a mi y decirme "me gustas"

Las escenas con aquellos chicos eran siempre la misma.

Yo estaba feliz con aquella nueva amistad hasta que esa persona se acercaba y me decía "Lilian.... ¿podemos hablar?" Había aprendido a escuchar esa oración como señal de "CORRE Y NUNCA VUELVAS" porque siendo sincera, a pesar de que me caían muy bien a veces se me hacia imposible de verlos como algo mas allá de una amistad. Sí, a veces, porque habían veces en las que si sentía atracción por aquel chico que hacia llamar mi nuevo amigo, pero como dije anteriormente, en mi mente vivía el Nada de novios, o bueno, vivió hasta los quince años cuando descubrí que podía tener una relación sin que mi madre se enterara.

Nada recomendado.

Pero ¿Qué es la vida sin un poco de riesgo?

Tenia quince cuando me arriesgue a salir con un chico de mi clase de pintura, pero también tenia a un Andrew muy inseguro de mi decisión. A pesar de que Andrew no estuvo muy de acuerdo con eso fue mi compinche durante los cuatro meses que tuve novio. Me acompañaba de lejos cada que salía con aquel chico y vigilaba que todo estuviera bien. Siempre creí que no servía de mucho porque todos teníamos tan solo quince años pero me sentía cómoda sabiendo que Andrew me cuidaba de lejos.

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