Protegerte - Junpei x Lectora

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-"Senpai!"

-"Oh, Junpei" respondiste mirándolo con una leve sonrisa cuando se acercó a ti 

-"Venia a devolverle las películas que me prestó! Muchas gracias! Fueron muy interesantes!" dijo en una sonrisa con un leve sonrojo en sus mejillas mientras te extendía las películas 

-"Oh! No hay de que, me alegra que te hayan gustado" respondiste tomando las películas y guardandolas en tu bolso "Cuando gustes puedes pedirme más" dijiste en una sonrisa "Tengo muchas películas!" 

-"Si!" respondió de golpe "Ah- debería irme! Muchas gracias de nuevo! Adiós!" dijo rápido para luego marcharse de allí lo más rápido posible

-"Realmente eres amiga de ese chico? Ah... Si que te agradan los perros de calle" tu compañera que estaba a tu lado habló 

-"No le digas así!" enrollaste las hojas que tenías en la mano y le diste un golpe en la cabeza con el mismo 

Ella se quejó y luego rodó los ojos para irse.

-"Como si tu fueras alguien mejor, basura" le dijiste por lo bajo y tomaste tus cosas para irte a tu salón

Estabas en segundo año de preparatoria. 

Y durante tu primer año allí aprendiste algo muy importante.

O eres depredador, o eres presa.

Aunque tu agregaste un nuevo termino a eso.

Te volviste cazador. 

No hacías bullying a los más debiles, los protegias cuando podías, mientras tanto aquellos que buscan molestar, los atormentabas para que dejarán a los demás en paz. 

Era un punto neutro. 

Lo que te hacia también un punto de odio. 

Los depredadores querían comerte, y las presas siempre iban a ti para protegerse. 

Pero... 

El día que conociste a Junpei algunas cosas cambiaron.

Cuando lo defendiste, y empezaron a atacarte verbalmente, él también te defendió.

No fue el típico que solo se mantenía callado mientras se quedaba escondido detrás de ti no queriendo volver a ser atacado.

Él te defendió.

Desde ese entonces te habías vuelto su amiga, cada vez que podían se encontraban en los recreos, pero Junpei siempre terminaba huyendo tarde o temprano.

Una vez incluso pensaste que quizás lo intimidabas, aunque no se te ocurría el por qué.

Suspiraste al entrar en tu salón y sentarte en tu banco, para ver la mesa de este completamente escrito con distintas frases.

No te afectaba.

No debías dejar que vieran que te afecte. 

Limpiaste las que estaban escritas con tinta.

-"Ow, qué ocurre? Acaso unas pequeñas palabras te hirieron?" una chica preguntó entre risas con su grupo 

Debes imponer miedo, para que te dejen en paz.

-"Mejor cierra la boca" le dijiste sin mirarle 

-"Eh? Quién te crees que eres?" dijo acercándose y golpeando tu mesa, dejando su mano encima

Tienes que hacer que te tengan miedo, para que no se atrevan a molestarte de nuevo.

-"Por favor, quítate, no necesito ver tu horrible cara" alzaste la mirada e hiciste una mueca

-"Eres una-!"

Deben temerte, y te tendrán respeto.

En ese instante le clavaste una tijera en su mano, dejandola clavada en la mesa. 

-"Te dije que te marches" hablaste con tranquilidad, tomando el mango de las tijeras "No vuelvas a fastidiarme" levantaste la tijera para que ella pudiera salir 

Gritaba y lloraba de dolor, pero no te interesaba. 

Después de todo, por lo que has visto en esa escuela.

A nadie le interesa lo que le ocurre a los alumnos.

Prefieren mantenerse lejos de los problemas.