Esa madrugada un ruido hizo que se despertara, abrió los ojos, estaba sudando, sudaba helado, sentía miedo.
<<Algún ratero>>, pensó y rápidamente se puso de pie para cerrar con seguro su habitación. Aquella torre departamental siempre era propensa a robos, nunca había buena seguridad y los ladrones siempre se escapaban sin dejar rastro, nunca se daban cuenta hasta el día siguiente. Una vez puesto el seguro de la puerta se volvió a meter en su cama sin antes haber tomado su bate de béisbol –que compró hace un par de años porque había entrado a un equipo con Claus, pero no duraron más de dos meses ahí-.
Samantha hizo una pequeña oración para sentirse protegida con Dios y luego regresó a su cama, se quedó sentada en la orilla de esta, y de ahí no se movió, sólo se quedaba mirando debajo de su puerta, esperaba ver que pasara alguna sombra pero nunca pasó nada durante media hora. Pasó una hora y tampoco…
Se dio cuenta de que definitivamente no había nadie en su casa, nadie aparte de ella y su madre. Su padre no estaba en casa, las había abandonado cuando Samantha era apenas una bebita, ella nunca le vio el rostro. Decidió armarse de valor y salir ella sola de su habitación, quería ir a ver a su madre, asegurarse de que ella estaba bien, y que la casa estaba tranquila.
Algo de luz de las calles entraba por su ventana, aquella mínima luz la hacía sentir bien. Se paró de la cama y tomó una linterna del cajón de su mesita para dormir, la encendió y luego lentamente salió de su habitación tratando de no hacer ruido con sus pisadas en aquel piso de madera. Iluminó todo el pasillo y se dio cuenta que la casa estaba desierta, no había rastro de ni una alma por ahí dentro. Se sentía más tranquila al saber eso. Se dirigió al cuarto de su madre, la puerta estaba abierta así que entró. La cama de su madre estaba pegada a la orilla derecha de la habitación, se puso enfrente de ella y notó como podía oírla respirar.
<<Al menos ella está bien>>, pensó, ahora mucho más tranquila que antes.
Samantha decidió volver a su habitación, a volver a dormir, así que abandonó la habitación de su madre, ya iba de regreso en el pasillo cuando escuchó algo que le hizo detener casi de golpe. La sangre le recorrió el cuerpo y se le puso la piel de gallina, en ese mismo instante apagó su linterna.
Había escuchado un terrible aullido afuera de su departamento, podía escuchar claramente como lo hizo unas dos veces más.
¿Le creería ahora a Claus, o sería una simple coincidencia?
No se movió, supo que debió haber salido corriendo a su habitación, pero no lo hizo, se quedó de pie a mitad del pasillo con su linterna apagada. Un leve ruido indicaba que la puerta de entrada de su departamento se estaba abriendo. Sintió que algo se movía detrás de ella. O alguien… apretó el bate de béisbol con mucha fuerza y se armó de valor para enfrentar lo que sea que estuviera atrás.
Volteó con los ojos cerrados pero después lo abrió casi inmediatamente.
Detrás de ella había la figura de un hombre encapuchado, era un poco alto, no se le podía ver la cara debido a la oscuridad y también a que la capucha le tapaba toda la cara. Se espantó al verlo y su respiración se agitó y… y se desmayó…
Eran como las 7 de la mañana, Claus seguía dormido pero una pesadilla lo había invadido, se paró de la cama pero él no se dio cuenta, comenzó a gritar, estaba en la calle de noche, en su antigua propiedad, estaba viendo a Dylan a mitad de la calle rodeado por tres lobos, aquellos lobos los notaba conocidos… se movió hasta la mitad de su habitación y comenzó a gritar:
— ¡NO, DYLAN, NOOOOO! —era un grito demasiado ahogado, se tiró de rodillas en el suelo y se llevó las manos al cabello y comenzó a estirárselo, aquello nunca le había pasado en su vida.
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Sueño de Niño
FantasyClaus, un pequeño niño amante de los mundos mágicos, no tiene amigos, sólo a su hermano mayor Dylan, con quien comparte aventuras. Pero un día Dylan desaparece misteriosamente y lo dan por muerto... Hasta que años después Claus comienza a encontrar...