Prólogo.

213 32 8
                                    

Recordar el dolor que se hallaba en sus ojos hace que aún me arrepienta de habérselo ocultado por cobarde

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Recordar el dolor que se hallaba en sus ojos hace que aún me arrepienta de habérselo ocultado por cobarde.

Su cabello castaño se movía por el furioso viento, pero él parecía estar en otro mundo. Su vista estaba fija en mí, y yo sólo quería volver el tiempo atrás y hacer bien las cosas.

—Lo siento... de verdad —repetí en un susurro—. Quería hallar el momento justo para decírtelo... mi intención no era ocultarlo por tanto tiempo.

Bajé la cabeza, mirando mis pies. No podía soportar su mirada decepcionada.

—¿Desde cuándo lo sabes? —pronunció con la voz cargada de dolor que pareció como mil dagas clavándose en mi corazón.

—Menos de una semana —murmuré, apenada.

Cerré mis ojos con fuerza y los abrí al mirarlo a él de nuevo. Realmente me arrepentía y quería que lo notase.

Elevó su cabeza al cielo, pasando sus manos por su cara con fuerza, limpiando las abundantes lágrimas y llegando a engancharse a su cabello.

Quería ser yo la que limpiara sus lágrimas, no quien las causara.

—Hiciste lo que sabes que más detesto: ocultar la verdad. Básicamente me mentiste, Ayla, confiaba en ti. —Sus palabras lograron tocar una fibra sensible y oprimir mi pecho. Comenzaron a caer pequeñas gotas de agua por mis mejillas, al mismo ritmo que las de él.

De repente, la acera de mi casa desapareció; los ruidos del vecindario se silenciaron y sólo podía escuchar los latidos de mi corazón. Una ráfaga de aire frío movió mi cabello rubio de forma salvaje.

Tragué con dificultad antes de volver a hablar.

—Era algo muy delicado... Quería decírtelo en el momento justo, no podía hacerlo en cualquier situación. —Suspiré—. Lo siento, Brendan, no era mi intención quebrar la confianza que me tenías —completé mi mensaje con todo el dolor que trataba de contener.

—Entonces lo hubieras pensado dos veces.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El anillo de Saturno ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora