Capítulo 16

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Detroit 1978

Los dedos de la mujer se paseaban nerviosos uno sobre otro miraba el lugar con cierto desprecio, creía que las finas telas de su costoso vestido se verían arruinadas por el lugar.
— ¿Que quieres? Vienes hasta aquí y amenazas a mis mujeres.
La tosca voz del hombre ni siquiera la hacia temblar, su aspecto sucio y aquellos enormes brazos en los que antes se acurraban ahora le daban asco.
— Voy a casarme.
El rostro de aquel hombre cambió por completo apretó los puños conteniendose en tirar un gran golpe.
— Decidiste dejar esta vida de puta y amarrarte a un matrimonio.
— ¡Yo no fui parte de tus mujeres!
— Por dios Carla adorabas ser subastada por una maldita noche.
— Te quería complacer a ti, pero eres tan estúpido que fuiste capaz de notarlo y ahora me casaré.
— Yo no quiero amor te lo dije más de una vez, este es mi trabajo probar y vender la mercancía es mi trabajo.
— Aún puedes irte conmigo, el es un hombre de mucho dinero.
— Dime el nombre.
— Raymond Steele.
Las cejas del sucio hombre se alzaron había escuchado el nombre en la radio, tenía una mínima idea de cuanto podría ganar ese hombre.
— Alexander...
La mujer suplicó una vez más en busca de alguna repuesta, en busca de que su amor fuera correspondido. El hombre se mostró indiferente empujándola fuera de él.
— Lárgate de aquí Carla.
Las lágrimas de la mujer no tardaron en deslizarse por sus mejillas, Se dio la vuelta saliendo apresurada de aquel lugar. Alexander soltó un suspiro de alivio pasando las manos por sus cabellos pero al parecer las sorpresas no terminaban por sorprender al hombre.
Una de las prostitutas a las cuales al parecer tenía como una de las privilegiadas comenzó a presentar un dolor y segundos después un líquido transparente se escurrió por sus piernas... Horas más tarde y entre lamentos el hombre ayudó a Ella para dar a luz al hijo que ambos compartían por una de las tantas noches que estos compartían.
El sucio hombre parecía infeliz con la noticia y sin dejarle más opción a la mujer ese mismo día dejaron al pequeño en una caja cerca de bolsas y basura olvidándose por completo del pequeño error que había ocasionado una noche de descuido.

Detroit 1980

El hombre sucio creyo que la mujer era un imbécil, su vientre era tan pequeño como en la primera vez que habían pasado por algo así, aquello fue más doloroso que la primera vez, la mujer pensaba que morirá en cada pujido, el hombre ya pensaba en cual sería el destino del pequeño, pero en cuanto el bebé salió y fue puesto en los brazos de su madre esta se negó en soltarlo no porque el amor la llenará sino porque le temia al infierno y pensaba que si en esta ocasión se quedaba con el pequeño sus pecados serían perdonados...

Así que se quedó con el pequeño de ojos grises, el hombre sucio vio una vez más a su hijo y sonrió con total desagrado.
— eres un mierdesilla con suerte.

Un pequeño bebé al cual consideraban "suertudo" oh pequeño disfruta tu momento de gloria pues la decisión de la cual algún día llamarías mamá había quizás condenado tu vida para siempre.
Descansa pequeño de ojos grises.

2.-Sombras en mil pedazos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora