Capitulo 1: Dos familias distintas

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Cyra Blake

—Cyra mi amor, ¡el desayuno ya está listo!

Me avisó mi madre desde la cocina.

—Vale mama, ahora bajó.

Quiero que sea ya el fin de semana. Estoy muy cansada y eso que recién empezó la semana.

Soy muy vaga. Pero vaga del nivel extremo.

Salí de mis pensamientos porque estaba a punto de salir por la puerta. Me miré una última vez por el espejo y cogí mi mochila para ponérmela en el hombro.

Abrí la puerta y bajé hacia la planta de abajo, yendo hacia la cocina. Al entrar vi a mi madre preparando las tortitas. Ella sabe que es mi desayuno favorito, por eso siempre me los hace por las mañanas.

—Buenos días a la mamá mas hermosa del mundo —le di un beso en la mejilla—Huele muy rico.

—Buenos días princesa —se giró hacia mi para darme un beso en la frente— Tu padre esta en el jardín, hoy desayunaremos allí. Ya llevé casi todo, solo me faltan las tortitas.

—Vale mama, ¿quieres que lleve algo a la mesa?

—Si cielo, lleva estos huevos cocidos —los puso en sus tacitas y me las tendió— Quedan muy pocos huevos, tendré que ir a comprarlos—suspiró con cansancio.

Al verla así, supe que algo andaba mal. Se que estamos mal económicamente, pero no hasta el punto en el que hasta los huevos se nos hacen caros para comprarlos. Esto ya no pintaba nada bien.

Rápidamente se me vino a la mente mi tío, el tiene un gallinero. Tal vez al terminar las clases iré con Caillie para que me dé unos cuantos, al menos para pasar la semana.

—No te preocupes mama, iré al gallinero de mi tío. Ellos no me dirán nada si cojo unas cuentas.

—No hija, por favor —negó con la cabeza en modo de desaprobación— Se que tú tío y tus primos son buenas personas y no dirán nada, pero Nel...—dijo su nombre con amargura— No dejara que cojas nada, ya sabes como es, no hace falta que te recuerde las veces que nos humillo —me ahuecó las mejillas y continúo hablando— No te preocupes cielo, vale. Tú solo prométeme que no iras.

Mi madre tiene razón, la mujer de mi tío es una sucia perra. Recuerdo las veces que me saco de su casa a rastras, cuando jugaba con Nash y Caillie. Me tenía rencor desde pequeña y no sabía cuál era el motivo. Y no solo a mi, si no también a mis padres.

Recuerdo un día en el que llegue llorando a casa, por culpa de Nel. Mis padres se enfadaron mucho y quisieron ir a ponerla en su lugar, pero yo no los dejé. No quería que esa asquerosa mujer prohibiera a mis primos en venir a verme, porque se que es capaz de hacerlo. Por eso preferí olvidarme de todo eso.

Ahora que mis primos y yo vamos al mismo instituto, nos vemos cada día. Incluso los fines de semana nos vamos a la ciudad para ir a dar un paseo y cambiar un poco la rutina.

—No iré, no te preocupes mama.

—Vale mi amor —me dio un golpecito en la nariz— Lleva esto —señaló las tacitas que contienen huevo— Tú padre nos esta esperando, yo acabaré de preparar las tortitas e iré.

Asentí con la cabeza y salí de la cocina para dirigirme al jardín.

Al salir al jardín, vi a mi padre sentado viendo la naturaleza y sonriendo al verme llegar hacia el.

—Papa, buenos días —dejé las tacitas en la mesa y me acerqué hacia él para darle un beso en la mejilla.

—Buenos días hermosa —me dio un beso en la coronilla de la cabeza— Desayuna rápido cielo, que el autobús no le queda nada para llegar.

Vida Infernal © [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora