Un niño de ojos rojos

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A partir de aquí entramos en el territorio de la Kiribaku Week 2021. Tengo planeado tan sólo hacer dos prompts —pero si sale algo extra, ya veremos—. Ya saben que cada capítulo es un one-shot autoconclusivo, así que pueden leer lo que les interese.

Día 1: Steampunk AU.

Advertencias: Me veo obligada a ponerlas super explícitas en este capítulo. No hay descripciones gráficas de violencia, pero sí se habla de cautiverio prolongado. Y hay PTSD.

***

Un niño de ojos rojos

If that's the best that I could be?
Than I'd be another memory
Can I be the only hope for you?
Because you're the only hope for me
And if we can't find where we belong
We'll have to make it on our own
Face all the pain and take it on
Because the only hope for me is you alone

The Only Hope For Me Is You, My Chemical Romance

***

Al principio

***

Katsuki lo ve por primera vez en un tren. Tiene el cabello negro, caído, una cicatriz en uno de sus ojos. Mira con grandes ojos rojos y son ellos los que lo hacen acercarse. Ojos curiosos, confundidos, desconsolados. No puede ver si sonríe o no, porque su boca está cubierta por un bozal.

—¡Katsuki, niño malcriado, vuelve aquí!

No hace caso a la voz de su madre. Se acerca más hasta las reglas de la jaula. Una voz en su interior le dice que un ser humano no debería estar en una jaula. No hay duda que se trata de alguien como él. Dos piernas, dos pies, dos brazos, dos manos encadenadas, con grilletes en sus muñecas sangrantes. Hay un collar de acero en su cuello, del cual brota una cadena.

—¡Ey, niño! —se oye otra voz—. ¡No te acerques, es peligroso!

Pero los ojos rojos que le devuelven la mirada no parecen peligrosos.

«¿Quién eres?», quiere preguntar. Antes de que alguien —su madre— lo agarre del brazo firmemente.

—¡Demonio, no te alejes! —dice su madre, y lo jala.

—¡No, mamá, espera! —se queja Katsuki—. ¡Estaba en una jaula!

Y entonces su madre reacciona de una manera en la que nunca lo ha hecho antes. Se detiene y se acuclilla a un lado de él.

—No puedes hacer nada, Katsuki —dice—, nunca te acerques demasiado a los dueños de los circos. —Entonces no le queda claro por qué lo dice—. ¿Me entendiste? Son muy peligrosos, mucho más peligrosos de lo que crees. Mucho más peligrosos de aquellos a los que encierran en jaulas. Ten cuidado. Un día, cuando seas grande, quizás puedas acabar con ellos.

«Ahora no».

Katsuki asiente. No entiende muy bien, pero asiente. Y los ojos rojos y el cabello negro se quedan grabados en él para siempre.

***

Diez años después

***

Los circos nunca avisan cuando se acercan a las ciudades móviles. Llegan en trenes o en sus propios pueblos andantes, llenos de engranes. Montan sus carpas y se oyen los gritos.

«¡El circo de Overhaul ha llegado a Musutafu!»

Se oye en las calles, en todas partes. Mucha gente se apresura a ver qué fenómenos tienen cargando esa vez. Katsuki se mantiene apartado, al menos al principio. A Mitsuki no le gusta que se acerque a las jaulas ni a los espectáculos. Siempre le dice que recuerde lo que pueden hacer sus manos y que si alguno de los dueños de un circo lo viera, intentaría capturarlo.

En este mundo o cualquier otro [Kiribaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora