En esta vida y en la siguiente

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Sinopsis: Los dragones, criaturas majestuosas, sólo aman una vez. Las vidas de los humanos son mucho más rápidas, más cortas. Katsuki es un humano. Eijiro un dragón.

Día 2: Fantasy AU (Dragon!Kirishima y Barbarian!Bakugo).

***

Le monde a tellement de regrets
Tellement de choses qu'on promet.
Une seule pour laquelle je suis fait –
Je t'aimais, je t'aime et je t'aimerai...

Je t'aimais, je t'aime et je t'aimerai..., Francis Cabrel

***

No pueden volar por encima de ese bosque. Es demasiado frondoso y Eijiro no tendría ningún lugar en dónde aterrizar. Uraraka es dijo que tuvieran cuidado: la única forma de encontrar el hogar de la bruja mecánica era caminar. No había sabido decirles dónde estaba exactamente. «Sólo con caminar, es la única manera».

Llevan días caminando entre árboles que apenas si dejan pasar el sol y deteniéndose a cazar cada poco. Katsuki podría sobrevivir tan sólo con plantas y hongos, pero Eijiro insiste en cazar animales y no es muy listo para hacerlo en tierra, con su forma humana. Usualmente lo hace con las alas extendidas y el cuerpo de un dragón. Es Katsuki quien tiene que colocar las trampas o de disparar el arco. Consiguen palomas, sobre todo. Eijiro se queja de que es una comida demasiado común, pero Katsuki se encoge de hombros. «Es lo más fácil». También han asado un par de conejos, pero son una comida mucho más rara. Y Katsuki no matará nada más grande porque no tienen cómo transportarlo y sería un desperdicio de carne. Le molesta incluso desperdiciar la piel de los conejos. Entre los bárbaros todo producto de la caza se aprovecha: carne, pieles, huesos, pelaje. En las grandes estepas donde vivía no crecían los cultivos, así que tenían que vivir de la caza y esperar hasta que los mercados con conservas se acercaran. Podían conseguir muy pocas frutas: sólo aquellas que crecían en todos los tipos de cactus. Y las pieles los mantenían calientes durante las noches heladas, sobre todo en invierno. Caliente durante el día, helado durante la noche. Katsuki extrañaba la estepa. Allí todo tenía sentido. La vida, un día tras de otro. No estaba perdido en un bosque buscando el hogar de una bruja mítica que todos creían que era tan sólo una leyenda.

Uraraka lo había convencido de ir a verla. «Si alguien tiene solución a aquello que buscas, es ella, Bakugo».

Pero lo había mirado con los ojos que miran a un desahuciado y Katsuki apenas había soportado toda la lástima que se había acumulado en sus pupilas.

No tiene nadie con quien compartir lo que lo está aplastado. Eijiro sólo da por hecho que es otro viaje como los que han hecho hasta el momento. Desde que lo rescató y ayudó a que su ala sanara, el dragón no se le despega. Lo llevaba del campamento en la estepa hasta las aldeas más cercanas en la pradera, en donde Katsuki cambiaba pieles por mercancía de Uraraka: desde espejos comunes y corrientes hasta pócimas capaces de curar las peores dolencias. Lo acompañó en la primera búsqueda inútil, hasta el corazón de las montañas, allí donde se escondía la torre de hechicería y espero afuera de ella mientras Katsuki habló con los Altos Hechiceros.

«Es sólo una leyenda maldita, hijo», le había dicho uno de ellos, de cabello rubio desordenado; se había presentado como Toshinori Yagi. «Nadie debería buscar algo así...». Un suspiro cansado. «Sólo una leyenda maldita. Aquí no podemos ayudarte, va contra nuestras mismas leyes».

«Estoy desesperado». Katsuki había apretado los dientes y había contenido las puras lágrimas de desesperación.

El hechicero había suspirado. Cansado. Quizá recordó entonces lo que era ser joven y dispuesto a pagar cualquier precio por retrasar lo inevitable. Antes de responder, vio para todos lados. Katsuki recuerda el momento, porque desde entonces no ha sido capaz de descansar realmente.

En este mundo o cualquier otro [Kiribaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora