CAPÍTULO 1

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Kauris / Capricornio

El frío se colaba por sus huesos, sus pies se sentían agotados, pero no importaba en lo absoluto, ya casi llegaban a su destino y habían perdido de vista a los regentes.

Se podría decir que era una pequeña victoria

—Hazz, falta poco —Corrían con sus manos entrelazadas, se habían escapado de la academia para ver el entrenamiento de los soldados, el rizado jadeando lo había detenido a mitad del bosque.

—Nos van a descubrir Lou—Murmura —Ahora no me apetece un castigo.

—No nos va a pasar nada si cierras la boca y seguimos —Suspira —¿Vamos o no?, dime.

—Vamos, sé cuánto te gusta esto Boo.

—No me digas boo —Louis pone los ojos en blanco, en realidad lo dice por molestar al rizado, en secreto le gusta el apodo —No soy Boo.

Harry lo tomó de la cintura con fuerza, Louis se retorció como un gatito rabioso y bueno, es divertido, hasta que lo mordió en la mejilla.

Louis es grosero y altanero, es lo que es, pero también tiene el alma más pura que alguien pueda conocer.

—Eso fue grosero Louis —Lo soltó, haciendo su pequeño acto con un puchero —Puchero que el ojiazul beso después de darle un pequeño lametón en el lugar de su travesura. Harry definitivamente amaba a su Louis maleducado.

Cada año se escapaban para ver el entrenamiento de los elegidos, en secreto aprendían algunos movimientos, sabían que en un futuro les sería útil así que se reunían en la casa de Zayn para practicar.

Harry era muy ágil con las manos, podía derribar a cualquiera en cuestión de segundos, Louis tenía una puntería perfecta y cualquier objeto lo convertía en un arma, Zayn podía sacar lo peor jugando con tu propia mente y era rápido a la hora de golpear a su enemigo.

Se complementaban como si estuvieran destinados a ser un equipo, se preparaban para la guerra que tendrían que enfrentar si eran elegidos, también ocultaban algo.

Ellos querían formar una rebelión, querían acabar con las normas que los hacían obedecer, querían que todos tuvieran libertad sin tener que derramar sangre por ella.

Todas las personas tenían marcado en su cuello el signo con el cual habían nacido, era una marca de oro que los definía por completo, los signos no se mezclaban, era una orden, la única vez que se podían reunir era en el campo de batalla.

Era repugnante ver cómo todos se mataban por un poco de vida, la clásica ironía de la existencia.

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Louis miraba las nuevas tácticas que estaban aplicando, cada año era algo diferente y eso le encantaba.

—Yo puedo hacerlo mejor que muchos de esos idiotas, ¿Cierto?, es que ni siquiera están golpeando como se debe.

—Nosotros somos superiores amor, les ganaríamos en segundos —Ambos estaban recostados en la rama de un árbol, veían de lejos y en algunos momentos anotaban que debían aprender, Harry le rodeaba la cintura a Louis mientras este se recostaba en su hombro.

—Estoy cansado —Se siente agotado de tener que vivir como si fuera una marioneta, los regentes le manejaban la vida a su gusto como si fuera un juguete para entretener.

—Lo sé Boo, pronto reuniremos más personas y acabaremos con todo esto.

—¿Lo prometes?.

—Te lo juro, acabaremos esto juntos y seremos muy felices, ¿Confías en mí?. Le acarició el mentón y le vio asentir.

—Con mi vida, ¿Me amas?.

—Urano es testigo de mis sentimientos hacia ti, mi Capricornio ¿Y tú?.

—Júpiter sabe que tienes mi corazón, Acuario extremadamente cursi, más te vale que no le digas a nadie de estos momentos, tengo una reputación por mantener.

Harry suelta una carcajada y puede que lo abrace un poco más fuerte, sabía cómo amaba mantener la imagen de no tener sentimiento alguno.

Louis era la única persona que sabía su secreto; Vivía encubierto en aquel universo, su marca estaba camuflada en su piel, llevaba fingiendo ser Kauris desde los diez años, nunca le dijo a nadie.

Louis lo encontró en medio del bosque manejando el aire a su gusto, estuvo a punto de amenazarle hasta que el ojiazul con una sonrisa hizo crecer una pequeña flor al lado de su zapato.

Ambos sabían que no eran normales, Louis se sorprendió al ver la marca de un Vesimies tan de cerca, la amo al instante y juró nunca decir nada al respecto. El rizado le dijo todo acerca de cómo había descubierto que su marca cambiaba por sí sola, hablaron durante horas y el resto era historia.

Prometieron entrenar como soldados para derrocar todo a su paso. Los elegidos entrenaban arduamente durante un año, no había descanso y estaban prohibidas las visitas. Después de pasar la tercera luna eran llevados a un universo cercano donde tendrían que eliminar a la mitad de sus oponentes, no había reglas a la hora de luchar, la única meta era salir vivo, era una guerra donde eras la presa o el cazador.

Y ellos definitivamente eran cazadores, morir no era una opción y vivir era una orden que habían impuesto.

Destellos celestiales - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora