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Jeongguk miró a el hombre delante de él, era lo único que podía hacer para no agitarlo hasta dejarlo sin sentido. El muchacho poseía audacia, tenía que reconocerlo. No sabía que se traía entre manos con su hijo, pero pronto iba a llegar al fondo de aquel asunto.

Incluso Hoseok parecía estar bajo su hechizo, y mientras que podía entenderlo, porque Señor, el muchacho era hermoso, le molestaba que su hermano tratara de defenderlo contra él.

El levantó su barbilla en desafío y la luz atrapó sus ojos. Azules. No sólo azules, sino un matiz brillante que le recordaba el cielo en primavera, justo antes de que llegara el verano.

Tenía el pelo desaliñado, pero los rizos colgaban todo el camino hasta la nuca, comenzo a bajar la mirada hasta topar en su cintura, que podría abarcar con sus manos. Sí, estas encajarían muy bien en la curva entre sus caderas, y si él las deslizara sólo un poco, podría ahuecar la generosa curvatura de su trasero.

Era precioso. Y era una molestia.

Y además estaba adolorido. No lo había fingido.

Sus ojos se cerraron y él pudo conseguir una mejor visión de las sombras que los rodeaban. Estaba tratando valientemente de ocultar su incomodidad, pero casi irradiaba de  él en perceptibles olas.

Su interrogatorio tendría que esperar.

Él levantó la mano e hizo un gesto hacia una de las mujeres que se reunían en el perímetro.

—Atiende sus necesidades, —ordenó—. Que tome un baño. Ordena que Sana le prepare un plato de comida. Y por el amor de Dios, dale algo de ropa que no tenga los colores de Namjoon.

Dos de las mujeres Jeon se adelantaron y cada una tomó un brazo de el chico que seguía apoyado en Hoseok.

—Tengan cuidado, —advirtió Hoseok —. Sus heridas todavía son dolorosas.

Las mujeres retiraron sus manos y en su lugar le hicieron un gesto para que las precediera hacia el torreón. Miraba nerviosamente alrededor, y estaba claro que no tenía ganas de entrar. Metió su labio inferior entre los dientes hasta que él estaba seguro de que se sacaría sangre, si no se detenía.

Jeongguk suspiró.

—No voy a pedir tu muerte, muchacho. Pediste un baño y comida. ¿Estás cuestionando mi hospitalidad ahora?

 Él frunció el ceño, y sus ojos se estrecharon cuando lo miró fijamente.

—Le pedí un caballo y alimentos. No tengo ninguna necesidad de su hospitalidad. Preferiría estar en mi camino tan pronto como sea posible.

—No tengo ningún caballo de sobra, y además, no vas a ninguna parte hasta que haya aclarado todo este asunto. Si no deseas un baño, estoy seguro de que las mujeres estarían encantadas de mostrarte la cocina para que puedas comer. 

Terminó con un encogimiento de hombros, como haciendo una señal de no me importa si te bañas o no. Esa había sido idea de Hoseok, ¿pero no todas las personas saltaban a la oportunidad de revolcarse en una tina de agua caliente?

Yoongi frunció los labios como si fuera a discutir, pero evidentemente decidió que callar era una idea mejor.

—Me gustaría un baño.

Él asintió con la cabeza.

—Entonces te sugiero que sigas a las mujeres arriba, antes de que cambie de opinión.

Se dio la vuelta, murmurando algo entre dientes que él no entendió. Sus ojos se estrecharon. A el muchacho le gustaba llevarle la contraria tratando de hacerlo perder la paciencia.

loving us  ; kookgi +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora