En las madrugadas, cuando mis pesadillas me hacen despertar, él esta allí, en la orilla de mi cama sonriéndome con sus lindos dientes de conejito...me acostumbre a verlo en sueños también pero de vez en cuándo me asusta.
¿Cómo te llamas, niño de...
Todavía seguía asustado por lo que había pasado días antes, el niño de la oscuridad se había dignado a pasar todos los días conmigo. Ahora, ocasionalmente, aparecía por las tardes mientras que jugaba a los carritos con Osito o mientras que contaba las hormigas del umbral de la puerta. Se me hacía entretenido corretearlas.
Pero por algún motivo me reía aún más cuando el niño de cabellos azabache y ondulados cómo suaves olas las pisaba con los dedos de sus grandes manos. El intentaba perseguirlas con los dedos, pero las terminaba aplastado y aunque estaba mal, me causaba risa.
Me sentía raro, cada vez que veía la sonrisa del niño mi estómago gruñía como cuando tengo hambre y no sabía bien cómo actuar, él sólo se quedaba callado y apretaba mis mejillas, que aunque tenían leves rasguños y cortes no me dolían, menos cuando sus manos frías lo hacían.
También me di cuenta de que cada vez que iba al baño después de ver al niño, mis orejas y mejillas estaban rosadas. Debía estar enfermo, pero no era fiebre ni nada por el estilo. Me daba miedo poder enfermarme, y más ahora que mamá estaba tan ocupada intentando sacar a ése demonio de la casa.
Demonio que no me dejaba dormir por las noches y que raguñaba mis piernas para llevarme con él.
Cada día mis sueños empeoraban más y más. Tanto así que...dos días antes m-mojé la cama. ¡Es vergonzoso contarlo así, porque soy un niño de diez años! pero ¿qué mas puedo hacer?
Osito hace días que no me comenta nada al respecto y el lindo niño de la oscuridad con su silencio escalofriante no hace más que causarme pánico durante las noches.
Pero ha habido un gran avance, ahora, en vez de arrojarme sin cuidado a la cama, lo hace con delicadeza y luego de que yo esté acomodado, él se acuesta a mi lado también, luego nos cobija a ambos y tararea una dulce canción que enreda los pensamientos a los que les doy tantas vueltas y trae el sueño a mi, adormilandome.
Así caigo profundamente dormido junto al niño de la oscuridad de hermosos cabellos y sonrisa extraordinaria.
El sueño de éste día fue completamente distinto al de los días anteriores.
Por primera vez en semanas, soñé que estaba en mi habitación, gateando en el suelo.
Era yo, yo estaba gateando en el suelo. Por alguna razón desconocida podía verme y después de gatear en círculos cómo si fuera un bebé me detuve justo debajo de mi cama.
Por un momento me alteré, intenté hablarme a mi mismo y advertirme que no entrara debajo de la cama porque ahí siempre habían cosas malas, pero mi otro yo no me hizo caso y se escabulló debajo de las sábanas, quedé mudo hasta poder ver sus pies perderse en esa oscuridad.
Mi respiración se entrecortó, podía ver mis manos, pero no sabia quien era, entonces caminé hasta mi cama y lentamente me agaché justo en el lugar donde el otro Taehyung se había metido.
Pero cuando levanté las sábanas para gatear dentro de esa oscuridad, me desperté.
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