🎴ʾ˖ 𖨂 capítulo 04

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Recuerdo que abrí mis ojitos muy tarde al día siguiente. Mamá me regañó porque había despertado muy tarde y tenía un poco de fiebre, mencionó unos números que se suponen era mi temperatura, pero no me los memoricé, igual no sabían que eran.

Un amigo de mamá vino a visitarme hoy, lo que era muy raro porque normalmente los amigos de mamá sólo me ven, a veces me saludan, pero no venían por mí, venían por sus extraños juegos y a crear sonidos extraños, también. En mi cuarto, cuándo estaba a solas, solía burlarme de sus ropas y maquillajes, siempre llevaban cosas extrañas y sus ojos negros, al igual que sus uñas. Si yo me pintara así seguro que mamá me mataría, pero no sé porque le molestaría si ella también hace lo mismo.

Él me revisó de pies a cabeza, me dio la vuelta y busco moretones en mí, "por precaución", no sabía que quería decir con eso. Luego volví a mi habitación y cuándo iba a mitad de las escaleras los escuché decir algo sobre un demonio: "Todavía no ha venido a cuidarlo, pero debemos estar pendientes".

¿Un demonio espantoso como el de las películas de terror?, ¿iba a comerme?

¿Vendría visita a casa o serían de nuevo los amigos y amigas de mamá?

Mamá me dió un beso en la frente antes de irse a comprar algo, según lo que me dijo, para posteriormente dejarme con seguro en mi habitación, no podía salir. Mamá nunca hacía eso y por esa misma razón sentí que me ocultaba algo, sin embargo no quise preguntarle, quería concentrarme más en Osito el cual tenía un brazo descosido.

Por mi ventana vi cómo los colores bonitos del cielo cambiaban por unos más oscuros. Estaba anocheciendo y mamá aún no llegaba. Me estaba cansando de dar tantas vueltas en mi habitación y fue cuando sentí que corrían.

Me asusté mucho, porqué lo que corría en mi cuarto era una sombra, pero mi corazón se calmó un poco cuándo descubrí quién era la sombra que corría.

—¿Por qué no duermes?— Me sorprendió su voz de repente en mí oído.

Otra vez, mis piernas se volvieron gelatina.

—N-no tengo sueño— Respondí cómo pude, intentando que mi voz no temblará.

El silencio hacía presencia de nuevo, dandome nervios. Sus ojos azules me miraban mucho, me examinaban más que cuándo el amigo de mi mamá lo hacía, eso era más que escalofriante. Se sentó en la orilla de mi cama a velocidad de la luz, acostando y arropándome de tirón, otra vez.

—Niño.

—...

—¿Crees que el demonio que dijo el señor Kim venga a hacerme daño?

Por primera vez vi su sonrisa, era tan linda y peculiar como él.

—TaeHyung, él ya ha venido.

Mi rostro se sintió a falta de color.

—¿Q-qué? ¿lo conoces? ¿es feo? ¿quiere comerme?

Soltó otras risitas roncas más, un poco espeluznantes, pero encantadoras, y luego de un respiro respondió.

—Cambiaré mientras duermes. Duérmete

Quería hacerle muchas preguntas, muchas, el por qué era tan extraño, por qué me gustaba su cara, por qué aparecía como los extraterrestres en los dibujitos, por qué sólo lo veía en la noche ; pero un aire extraño hizo que de repente mis párpados pesarán.

Bostece en grande, como un león, y acurrucandome con cierta desconfianza (pero no más fuerte que la pereza), en mi cama, lo vi levantarse.

Iba a irse, pero no quería, me sentiría muy sólo en mi cuarto y todavía tenía el miedo de que el demonio vendría a comerme.

—¿Por qué no te duermes?— Se detuvo.

—Niño de la oscuridad, cantame para dormir.

—Niño de la oscuridad, cantame para dormir

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