En las madrugadas, cuando mis pesadillas me hacen despertar, él esta allí, en la orilla de mi cama sonriéndome con sus lindos dientes de conejito...me acostumbre a verlo en sueños también pero de vez en cuándo me asusta.
¿Cómo te llamas, niño de...
Esa noche, con todo el frío golpeando mi pecho me fui corriendo hacia mi habitación, procurando que mamá no oyera mis pisadas.
Cerré la puerta y lo primero que pude observar al girar girarme fue a Osito sentado en mi casa.
Tanto coraje era el que tenía y el dolor en mi pequeño pecho que las lágrimas solo cayeron por sí solas, no lograba comprender nada. No entendía nada.
Me encontraba encerrado.
Ella me había encerrado. Encerrado del mundo...
—¿Qué pasa?—Preguntó su voz la cual se encontraba en la oscuridad de una de las esquinas de mi habitación. Ni siquiera me atrevía a verlo.
Entonces ahí fue cuándo él volvió a aparecer rápidamente frente a mí y sentí su temperatura corporal, sus dedos fríos tocaron con delicadeza mis mejillas tratando de limpiar las lágrimas que mojaban su propio camino y con un tibio aliento, pude sentirlo susurrar en mi oído.
—Te enteraste...—Fue lo único que salio de su boca y yo, a estragos, solo me limite a asentír en forma de afirmación.
Ya lo sabía, lo había oído.
—P-pero yo...no lo comprendo, Koo...¿por qué quieren llevarme a mí?, ¿p-por qué yo? mamá...¿mamá nunca me quiso? Jungkook, ella nunca lo hizo, nunca me quiso, solo me mintió, fue una menti..—hipé—mentirosa...no logro entender niño, no dejes que me llevé. No lo dejes.
Él no dijo nada, su aura fría viajaba como tranquilizantes a mi cuerpo y poco a poco, sus pequeñas caricias calmaron mi llanto hasta reducirlo.
—La inocencia de tu alma Taehyung, te impide comprender, así como a mí me impide controlarme.
Parpadee un poco y lo miré a los ojos, decidí sentarme en mi cama para intentar estar más relajado y él, desde su lugar, me miró.
—¿D-de qué estás hablando?
Él, con su bonito suéter de color oscuro se sentó a mi lado hundiendo un poco el colchón.
Me miró con ternura, y yo a él, con admiración.
—¿Aún quieres que te lleve conmigo o prefieres que te explique todo aquí, para que vuelvas a llorar y desaparecer?
Ahogue un suspiro de asombro, mis delgados deditos temblaban y comencé a ver estrellitas de lo mareado que me sentí.
—Quiero saberlo, Koo, pero también quiero irme de aquí, no quiero desaparecer, no quiero derramar sangre, no, no quiero..— Mis pensamientos se encontraban dispersados por mi mente, sólo estaba diciendo lo que en verdad mi corazón pedía.
Huir.
Irme.
—N-no lo soporto, no más.
Por un segundo pensé que él había perdido la fuerza que me transmitía, creí que iba a levantarse para transformarse.
Pero no.
Él solo acarició mis labios con la punta de sus dedos helados.
Y sonrió.
—¿Qué quieres perder, Taehyung? ¿hay algo que de algún modo te haga sentir menos inútil?
Respire hondo, traté de ocultar mis temblores pero a este paso ya no temía decirlo en voz alta.
No quería perder la vida, no podía simplemente morirme alguna vez sin haber corrido por las calles libremente. Quería volver a sentir el pasto verde entre mis dedos y oír a las luciérnagas y grillos rodar de lado a lado en la oscuridad de la noche. El aire, la brisa, yo aún quería vivir y experimentar mucho más sobre la vida. Pero hacerlo mientras fuera posible defenderme, mientras pudiera ser menos tonto, menos débil, sin que ella me lo impidiera.
—La inocencia.
Y el se petrifico.
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