En el muro había una puerta grande y negra y Kakashi avanzó hacia ella, cojeando con energía. El castillo era todavía más feo visto de cerca. Era demasiado alto para su base y no tenía una forma muy regular. Por lo que podía ver Kakashi en aquella oscuridad, estaba construido con grandes bloques que parecían de carbón y, como el carbón, todos los bloques tenían distintas formas y tamaños. Cuando se acercó, notó que desprendía frío, pero aquello no lo asustó en absoluto. En lo único que pensaba era en sillas y chimeneas y alargó una mano anhelante hacia la puerta.
La mano fue incapaz de tocarla. Algún tipo de pared invisible la detuvo a un palmo de la puerta. Kakashi la empujó con un dedo irritado. Como aquello no sirvió de nada, lo intentó con el bastón. La pared invisible parecía cubrir por arriba toda la puerta hasta donde alcanzaba su vara y, por abajo, hasta el brezo que sobresalía por debajo del escalón de entrada.
—¡Ábrete! —le dijo Kakashi. No sirvió de nada.
—Muy bien —dijo Kakashi—. Pues encontraré tu puerta trasera.
Avanzó hacia la esquina izquierda del castillo, que estaba más cerca y ligeramente cuesta abajo. Pero no fue capaz de doblarla. La pared invisible la volvió a detener en cuanto llegó a la altura de la esquina irregular.
Entonces, Kakashi dijo una palabra que había aprendido de Anko, que ni las ancianas ni las niñas pequeñas deben pronunciar, y avanzó a trompicones; cuesta arriba, en el sentido contrario a las agujas del reloj, hacia la esquina derecha del castillo. Allí no había ninguna barrera. Dobló la esquina y avanzó impaciente hacia el segundo portón negro situado en medio de aquella pared del castillo.
El humo negro sopló sobre él y Kakashi tosió. Ahora estaba enfadado. Era viejo, frágil, tenía frío y le dolía todo. La noche había caído y aquel castillo le había soplado humo en la cara.
—¡Voy a hablar con Obito sobre esto! —dijo, y se lanzó con fiereza hacia la siguiente esquina. Tampoco allí había ninguna barrera. Era obvio que había que dar la vuelta al castillo en sentido contrario a las agujas del reloj.
En aquella pared había una tercera puerta, mucho más pequeña y desvencijada.
—¡Por fin la puerta trasera! —exclamó Kakashi.
El castillo volvió a moverse en cuanto Kakashi se acercó a aquella entrada. El suelo tembló. Las paredes se estremecieron y crujieron, y la puerta empezó a moverse de lado alejándose de ella.
—¡No, no hagas eso! —gritó Kakashi Corrió tras la puerta y la golpeó violentamente con el bastón—. ¡Ábrete!—aulló.
La puerta se abrió de golpe hacia adentro, mientras seguía alejándose. Kakashi, cojeando furiosamente, consiguió poner un pie sobre el escalón.
Luego saltó y se tropezó y volvió a saltar, mientras los grandes bloques negros alrededor de la puerta se movían y crujían a medida que el castillo cogía velocidad sobre la desigual ladera.
ESTÁS LEYENDO
Howl's Moving Castle「ObiKaka」
Fanfic𝐀𝐃𝐀𝐏𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍: Del libro Howl's Moving Castle. (El increíble castillo ambulante) En el país de Fuego, donde existen cosas como las botas de siete leguas o las capas de invisibilidad, que una bruja te maldiga no es algo inusual. Cuando la Bru...