𝒞𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁𝑜 𝒸𝓊𝒶𝓉𝓇𝑜

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¡Hola de nuevo! Antes de comenzar quería aclarar un par de puntos del capítulo anterior. Como se habrán dado cuenta, Griffin está con el doctor Meredith y Kaira por un simple motivo: Para la facilidad de la trama. Me parece mucho más consciente por parte de Ash que haya llevado a su hermano con un doctor para que lo trate clandestinamente en vez de ocultarlo sin saber los cuidados básicos de una persona con problemas de salud. Cabe aclarar que a lo largo de la historia se revelara el porqué. También quiero aclarar que a partir de este capítulo nos vamos a adentrar en la historia de Banana Fish de lleno.

Y ya sin nada mas que decir, ¡Que comience el capítulo!

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Este día estaba transcurriendo con la mayor normalidad que conlleva estar en mi vida. Estaba una vez más revisando a Griffin mientras que Meredith trabajaba con otro paciente en otra sala. Seguía con mis estudios médicos y científicos, sin salir nunca de la sala clínica, que por mucho que me moleste, lo hacía para no poner en peligro al doctor y a la enfermera.

Hubiese seguido con el chequeo médico hasta que alguien me interrumpió al abrir la puerta del consultorio.

-¿Está aquí el doctor por casualidad?- Escuche hablar una voz muy familiar.

-Hola, que tal ¿Todo bien? Oh si Ash todo bien, no ha pasado nada interesante.- Le dije de forma irónica al rubio al ver que ni siquiera se molestó en saludar a quien sea que se encontrara en la sala.

-Ay discúlpame, doña ofendida.- Cuando escuche la palabra doña salir por sus labios me ofendí realmente dándole la razón al rubio, pero eso no importaba, ¡Me había dicho doña! Ni que tuviera cien años. Por lo cual me acerque a él para darle un golpe en la cabeza.

-¡¿A quien le dices doña idiota?! Serás tonto.- Y se lo di.

-¡Cuidado torpe! Dañas mi sedoso cabello.- Me dijo Ash para luego apartar mi mano de su cabeza y acariciarla.

-Nunca le digas a una mujer doña o señora, ¿Es que acaso quieres morir?- Hubo silencio por un momento.- Sabes que, no respondas, tu silencio lo dice todo.-

Íbamos a seguir discutiendo hasta que sentimos que la puerta se abrió nuevamente.

-Niños, niños, los dos son bonitos ¿Si?- Fueron las palabras que salieron de la boca del doctor al momento de entrar al consultorio.- Ash, ¿Qué haces aquí?-

-Vine porque tengo un trabajo para ustedes.-Le respondió el rubio.

-Que es ahora, ¿Una chica preñada por casualidad?- Dijo el doctor Meredith mientras se sentaba en la silla de su escritorio con una sonrisa burlona, a lo que yo me reí.

-Corta con eso.- Dijo para luego poner sobre el escritorio un pequeño papel envuelto.- Es esto, ¿Sabes lo que es?- Lo deslizó hacia Meredith.

El doctor lo desenvolvió y pude vislumbrar una especie de polvo blanco, parecido a la heroína. Lo empezó a tocar a mano limpia para luego decir sus conclusiones.

-No parece heroína.- A la mierda con mi hipótesis.

-Quiero que averigüen qué es.- Dijo esta vez viéndonos a los dos.

-Claro que sí Jefe.- Le respondí en tono burlón.

-Ay, no tu también.- Dijo, a lo que lo mire extrañada.- Te llevarías bien con Skippie.-

-Sabes bien que mi vida social se puede reducir a cero mi querido Ash, si nunca salgo de aquí.- Le respondí.

-¿Sabes algo? Deberías de empezar a salir un poco, ya tienes cuanto ¿Dieciocho? ¿Vas a dejar que el miedo reine tu vida? Por favor eres mayor que yo y aun así te ocultas.-

MELIFLUO |  Banana FishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora